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Milosevic siembra el pesimismo en las conversaciones de paz de Rambouillet

El viaje relámpago que el mediador estadounidense Christopher Hill realizó el martes a Belgrado para entrevistarse con el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, no parece haber ofrecido fruto alguno. Tras cuatro horas de discusiones, Milosevic zanjó la cuestión reiterando la negativa del Gobierno yugoslavo a permitir la presencia en Kosovo de las fuerzas internacionales destinadas a salvaguardar un eventual proceso autonómico. Para que no quedara duda, el ministro yugoslavo de Información, Milan Komnenic, proclamó en Rambouillet que este asunto "no es negociable". La sombra del pesimismo volvió a instalarse en la sede de las conversaciones a tres días de que expire el plazo para un acuerdo de paz.El escepticismo contagió rápidamente a los representantes del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK). "Vista la actitud del régimen de Milosevic, que nosotros conocemos tan bien, no creo verdaderamente que pueda llegarse a un acuerdo", manifestó uno de los portavoces de la guerrilla independentista. Con todo, los copresidentes de la conferencia de paz de Rambouillet, los ministros de Exteriores de Francia y Reino Unido, Hubert Védrine y Robin Cook, no están dispuestos a arrojar la toalla. "Las cosas se mueven un poco, pero hay que redoblar los esfuerzos". Los mediadores confían todavía en el papel que puede desempeñar Rusia, el único aliado internacional del régimen de Belgrado.

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