Restaurado un retablo de Juan de Juni en Valladolid
El retablo de la catedral de Valladolid, una de las obras cumbre del imaginero Juan de Juni, luce desde hace unos días con toda su riqueza después de que el Ministerio de Educación y Cultura haya culminado las obras de rehabilitación y restauración que se han prolongado durante 12 meses y que han supuesto una inversión de cerca de 30 millones de pesetas.El retablo, inicialmente proyectado para la iglesia de Santa María de la Antigua, fue construido por Juan de Juni a partir de 1545, y, según los estudios realizados antes de su limpieza, presentaba desprendimientos de la capa pictórica, estaba debilitado en su estructura interna por el ataque de los insectos, tenía muchas de sus piezas sueltas y la superficie se encontraba cubierta de una espesa capa de polvo y goma laca oxidada.
La restauración, dirigida por Marta Fernández de Córdoba, del Instituto del Patrimonio Histórico Español, ha revestido especial dificultad. Si bien el estado de conservación del retablo era bueno desde el punto de vista estructural, "no ocurría lo mismo con la capa pictórica, que ha sufrido desafortunadas intervenciones que han erosionado su superficie, cubriendo la policromía con burdos repintes", según se relata en el informe técnico.
Riqueza
La construcción de la catedral de Valladolid fue iniciada por Juan de Herrera en 1582, y según los estudiosos, a pesar de estar inconclusa, ofrece una auténtica lección de clasicismo hispano. La sobriedad del edificio contrasta con la riqueza de su retablo, cuya arquitectura, escultura y policromía pertenecen a Juan de Juni, escultor francés nacido en Francia en 1507 y afincado en España, donde trabajó durante años. El artista murió en Valladolid en 1577. La mayoría de obras de Juan de Juni fue realizada en edificios religiosos de Castilla, y ejerció gran influencia en la escultura española del XVI.
Otro aspecto curioso de la historia de la catedral de Valladolid se refiere a las rejas que protegían el altar mayor y el retablo ahora restaurado. Construidas en 1763, fueron vendidas en 1922 por el obispado y en la actualidad se exponen en el Museo Metropolitano de Nueva York.
La recuperación del retablo ha contado con una tarea muy importante en cuanto a la reintegración de la policromía. Como criterio general, según Marta Fernández de Córdoba, se han reintegrado aquellas pérdidas que dejaban al descubierto la preparación blanca de las piezas, o que por su extensión perturbaban la vista del conjunto.
La técnica empleada ha sido el reggattino con acuarela o pigmentos al barniz, "una técnica que consiste en la realización de una serie de trazos de color paralelos y verticales en tonos yuxtapuestos, que garantizan una correcta continuidad del color, diferenciándose a corta distancia las zonas reintegradas del original", según ha dicho la restauradora.
Babelia
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