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Aznar y Castro acuerdan en Oporto la visita del Rey a Cuba el año próximo

El presidente cubano califica de "excelentes" las actuales relaciones con España

El camino de la Cumbre Iberoamericana de La Habana en 1999 y de la visita del Rey a Cuba a comienzos del año próximo quedó ayer despejado tras la entrevista mantenida entre el presidente cubano, Fidel Castro, y el jefe del Gobierno español, José María Aznar, en Oporto en la víspera de la VIII Cumbre Iberoamericana. Prueba de la plena normalización de las relaciones políticas entre Madrid y La Habana será el desayuno que compartirán esta mañana don Juan Carlos y Fidel Castro en el hotel Porto Palacios de la ciudad portuguesa.

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Un viaje "sin pesares"

Fidel Castro, que dijo que la entrevista había sido "agradable y demasiado breve", llegó a calificar las relaciones con España de "excelentes". Vestido de civil, con un traje cruzado azul marino, Castro acudió a la entrevista, celebrada en un salón del hotel en que ambos mandatarios se alojan, tres minutos después de la hora citada. A la puerta del ascensor le esperaba José María Aznar, que había llegado de España apenas media hora antes. La imagen de la plena normalización de relaciones entre Madrid y La Habana fue recogida por una nube de reporteros que habían sido convocados una hora antes del encuentro, rodeado del máximo secretismo tanto por parte de la diplomacia española como de la cubana.

Castro y Aznar se reunieron durante poco más de media hora para "hacer el repaso de [las cumbres de] Margarita a Oporto y en él hemos trazado el camino que lleva el año que viene a La Habana", en palabras del presidente del Gobierno español.

Aznar hacía referencia a la notable mejora de las relaciones políticas, económicas y personales entre los dos políticos desde la última Cumbre Iberoamericana celebrada en isla Margarita, Venezuela, tras un desastroso arranque en la Cumbre de Santiago de Chile, hace ahora dos años, primera reunión iberoamericana a la que asistió Aznar como presidente del Gobierno. Tras el choque registrado en Chile, con el famoso cambio de corbatas e invocación de Aznar a que Castro moviera ficha, Cuba retiró el plácet que ya había concedido al primer embajador en La Habana designado por el Gobierno del Partido Popular.

El clima entre ambos dirigentes políticos era ayer claramente relajado, pese a las profundas diferencias que separan a ambos políticos. A preguntas de los periodistas, Aznar reconoció que se está preparando una visita de el Rey a Cuba -se barajan fechas de marzo y abril del año próximo-, aunque se atuvo a una frase que es muy de su gusto: "Irá cuando toque". No es ningún secreto que el Gobierno de Aznar se opuso a que el Rey visitara Cuba en 1998, centenario de la derrota militar española ante Estados Unidos, a quien entregó la soberanía de la isla.

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El Gobierno ha accedido, sin embargo, a que el Rey visite la isla antes de la Cumbre Iberoamericana de La Habana, que se celebrará en noviembre de 1999. El ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, viajará el próximo 8 de noviembre a Cuba para preparar los detalles de la visita real, que el Gobierno desea preparar con la misma meticulosidad con que el Vaticano preparó la visita papal a la isla.

España desearía que el Gobierno cubano procediera a poner en libertad a disidentes políticos, entre ellos el grupo recientemente procesado en el que figura Vladimiro Roca, por cuya libertad también se ha interesado la Unión Europea y la Internacional Socialista.

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