La picadura del escorpión no es mortal
Estos animales, fácilmente identificables por su cuerpo robusto, cuatro pares de patas, fuertes pinzas y abdomen terminado en un aguijón venenoso, están representados en la comunidad andaluza por dos únicas especies: el escorpión amarillento, y el escorpión negro, más pequeño, y de color pardo-negruzco, y más raro de encontrar. El primero de ellos habita en lugares secos y pedregosos y es de hábitos nocturnos; durante el día se le localiza debajo de las piedras. En cambio el escorpión negro es más típico de zonas húmedas, y puede encontrársele a campo abierto durante el día. Normalmente, los encuentros y contactos con estos invertebrados son raros y se producen al levantar las piedras o al manipular sus escondrijos. En estos casos pueden reaccionar defensivamente clavándonos su aguijón e inyectándonos su veneno. La picadura del escorpión es muy dolorosa y produce efectos patológicos, pero no es mortal. El escorpión negro es menos agresivo que el amarillo, y su picadura apenas tiene efectos. Los síntomas, además del fuerte dolor que produce la picadura, son el enrojecimiento y ennegrecimiento de la piel. Puede que, en algunos casos, se produzcan convulsiones; y muy, muy excepcionalmente, personas alérgicas a este veneno, sufran colapso. En cuanto a los cuidados inmediatos que requieren aquellas personas que hayan sufrido una picadura de escorpión, lo primero es lavarle la herida con agua oxigenada, o con una solución de permanganato; no aplicar nunca alcohol ni amoniaco. Y para prevenir reacciones de tipo local, aplicar un antiestamínico. También es bueno limpiar la parte afectada con un antiséptico, pero, a ser posible, que no esté coloreado. Pero, al margen de estas primeras curas, lo más aconsejable es trasladar a la persona que ha sufrido la picadura a un centro sanitario; sobre todo si el afectado es un niño de corta edad.
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