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ENDOCRINOLOGÍA

La insulina inhalada, una opción para tratar la diabetes

Los primeros ensayos clínicos con insulina inhalada para tratar a los enfermos de diabetes han sido "altamente exitosos". Este método permitirá a las personas que padecen esta enfermedad liberarse de las molestias de las inyecciones diarias de la hormona que necesitan para sobrevivir, según informaron los científicos estadounidenses que realizaron el informe.Según estos primeros ensayos clínicos, la insulina inhalada es "al menos" tan eficiente como la inyectada. Esta investigación fue dada a conocer la semana pasada por la American Diabetes Association. El innovador fármaco tardará unos dos años antes de que los médicos lo receten, pues se tienen que realizar más informes y superar los controles de las autoridades sanitarias.

La pieza clave del estudio es el desarrollo de una forma de insulina en polvo que, al succionarla, pase directamente a los pulmones. Después tiene que ser absorbida por el riego sanguíneo para controlar el nivel de azúcar.

El informe se basó en el análisis de 121 casos de diabetes tipo I y II. Entonces se demostró que la inhalación de la insulina es al menos igual de efectiva en controlar los síntomas que la insulina inyectada. Los efectos secundarios en los pulmones son nulos, y la popularidad en los pacientes es muy alta, aseguraron miembros del equipo de investigación en la asamblea anual de la American Diabetes Association, celebrada en Chicago.

Fármaco revolucionario "Estos estudios representan la primera verdadera opción alternativa a la inyección para administrar insulina", dijo el médico William T. Cefalu, de la Universidad de Vermont y uno de los encargados de la investigación. "Esto es una auténtica revolución en el tratamiento de la diabetes", recalcó el médico Michael Bush.

La diabetes se desarrolla cuando el páncreas no produce suficientes cantidades de insulina, una hormona que regula el metabolismo y almacena los azúcares procedentes de la comida.

Se estima que un millón de estadounidenses sufren diabetes del tipo 1, que se desarrolla en la infancia y siempre requiere insulina para su control. Otros 15 millones de estadounidenses sufren la diabetes del tipo 2, que tarda más en desarrollarse y requiere ocasionalmente las inyecciones.

Paul Matelis, un contable de 50 años, que lleva inyectándose insulina más de 35 años y que participó en los ensayos clínicos, explica: "Esto me ha dado mucha más flexibilidad y un mejor control de mi diabetes. Es mucho más conveniente, porque no tienes que mantener la insulina refrigerada y no tienes que llevar contigo agujas, alcohol y toda la parafernalia que comporta inyectarte cuando viajas".

La última fase de la investigación se iniciará este otoño con unos mil diabéticos.

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