_
_
_
_
_

El fin de las coartadas

( ... ) Contra los separatistas y los mafiosos, el homenaje de Jacques Chirac a Claude Erignac ha expresado el ardor de una Francia que sueña con volver a ser grande y la fe de una Córcega que sueña con volver a la República. El presidente ha dicho las palabras precisas. Al decir que los asesinos apuntan a la autoridad del Estado y a la integridad del país, ha sacudido a una opinión pública que ( ... ) acaba tomándose a la República por un museo. Al jurar que Francia, diversa pero unánime, seguirá siendo una e indivisible ha resucitado todos los mitos fundadores que, en otro tiempo, dieron a otros prefectos el coraje del sacrificio: Jean Moulin ante la Gestapo y Fred Scamaroni, corso torturado hasta la muerte por los fascistas italianos. Los corsos que escuchaban a Jacques Chirac han estado a la altura de su discurso. Han aplaudido cuando evocaba la patria común, cuando ha hablado de la democracia, cuando el presidente ha jurado que los asesinos no quedarán impunes ( ... ). Los aplausos tenían el valor de un referéndum contra la independencia: los nacionalistas matan porque pierden las elecciones. ( ... ) Pero es también el momento de que la clase política de la isla acabe con el doble lenguaje. ( ... ) Sobre todo, es necesario que los corsos se reafirmen. La familia no puede excusar la ley del silencio, ( ... ) el clientelismo no puede seguir siendo la coartada de todos los chanchullos políticos.(...)

10 de febrero

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_