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De los ideales soñados a la cruda realidad

Miguel Ángel Villena

Cine, televisión, vídeos, vallas, publicidad... La cultura de la imagen alimenta los sueños de las generaciones jóvenes. "Son ideales que luego no se corresponden con la realidad", sostiene un Alejandro Amenábar que ya supo indagar en Tesis sobre la mirada que los jóvenes dedican a la violencia. En Abre los ojos desplaza la cámara hacia la contemplación de la belleza. Un aspecto sustancial de la película está dedicado a esas conflictivas relaciones que los jóvenes mantienen con su imagen. El director declara: "Entre otras cosas, he intentado una reflexión sobre la imagen y la belleza o, mejor dicho, sobre sus trampas".Amenábar ha terminado esta semana los últimos preparativos de Abre los ojos y ahora ya sólo le queda "cerrar los puños o cerrar los ojos y esperar que todo marche bien". Sólo piensa en descansar y descansar tras un año frenético que comenzó el pasado enero con la concesión de siete premios Goya que lo catapultaron a la fama (mejor película, guión original, dirección novel, dirección de producción, montaje, sonido y actor revelación a Fele Martínez).

Su nueva obra no concursará a los Goya del próximo año, pero el que fuera director sorpresa confía en la promoción de Abre los ojos y en su calidad. "Parece que no estoy nervioso, pero claro que tengo el vértigo de antes del estreno".

En cualquier caso, no quiere precipitarse a la hora de abordar una tercera película. "He de encontrar una historia que me apasione y, desde luego, no aceptaré presiones ni prisas antes de volver a rodar", comenta el director.

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