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Comienza la exploración geoquímica de Marte

Los geólogos interpretan la información que reciben de la misión 'Mars Pathfinder'

Un hurra por los científicos que diseñaron la misión Mars Pathfinder: el vehículo Sojourner ha aterrizado en un museo de rocas y, como escolar aplicado, las está estudiando una por una. Comenzó con una relativa sorpresa: el Percebe Bill (Barnacle Bill, en la jerga bromista del equipo científico) resultó tener una composición que la aproxima a las rocas volcánicas terrestres llamadas andesitas por su frecuencia en la cadena andina.¿Por qué sería una sorpresa hallar andesitas en Marte? Porque en la Tierra, la andesita típica se encuentra precisamente en las cadenas de montañas, donde se forma como consecuencia del proceso denominado subducción. Este consiste en la introducción del fondo oceánico bajo el continente y da lugar a los temibles seismos del borde del Pacífico; pero, además, las rocas del fondo oceánico se calientan, deshidratan y reaccionan con las continentales, dando lugar precisamente a magmas andesíticos.

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Como en Marte no hay subducción (si la hubiese, habría grandes cadenas montañosas volcánicas, como en la Tierra), tampoco puede existir esa particular fábrica de rocas. Ocurre, sin embargo, que en la Tierra algunas andesitas no se forman por subducción, sino a partir de magmas basálticos. Éstos son los más comunes en el Sistema Solar: forman las rocas de los fondos oceánicos en la Tierra, manchas oscuras de la Luna y, probablemente, buena parte de la superficie de Marte.

Yogui, la segunda roca analizada por Sojourner, es un basalto. Si dejamos enfriar magma basáltico durante cientos de miles de años, cristalizará en parte y, al cabo de ese tiempo, el residuo podría ser una andesita.

Río monstruoso

¿A qué se parece la zona de Ares Vallis que está explorando el Sojourner y por qué es un museo de rocas? En el pasado marciano, ríos cuya descarga pudo llegar a ser de hasta 10.000 veces la del actual Amazonas desembocaron en esta zona de Marte.Ares, el sanguinario dios griego de la guerra que los romanos latinizaron como Marte, dio nombre a este valle de más de mil metros de profundidad y 1.600 kilómetros de longitud (modesto, comparado con los 7.000 del Amazonas). Pero lo que asombra del río que excavó Ares Vallis es su fuerza: algunos de los bloques que se encuentran dispersos en la desembocadura miden cientos de metros. Sin duda, cuando fue activo, este río monstruoso debió proporcionar un buen espectáculo. En cierto sentido, los cauces marcianos se parecen más a las ramblas mediterráneas que a los ríos ecuatoriales terrestres: están casi siempre secas, pero despiertan de vez en cuando con fuerza descomunal.

¿Cuándo despertó Ares Vallis por última vez? La llanura que Sojourner explora está libre de cráteres de impacto. Y, en un planeta con decenas de miles de ellos, esto significa juventud. Es como si en un salón lleno de muebles rayados por el uso, viésemos una mesa flamante; sin duda pensaríamos que es la última adquisición. Quizá la última capa de sedimentos haya sido depositada en esta rambla gigantesca hace sólo unos pocos millones de años. La evidencia de que agua líquida ha fluido a raudales por la superficie del planeta rojo es probablemente la causa principal de que la NASA haya puesto en marcha su Programa de Exploración de Marte.

Pero no todos los científicos están de acuerdo en que algunos de los flujos catastróficos de agua sean relativamente recientes. No podemos medir con precisión la edad de la llanura que estamos explorando, porque no sabemos con exactitud la frecuencia de formación de cráteres de impacto en Marte. Usando el ejemplo anterior, el desgaste de los muebles varía enormemente de un comedor público a una mansión deshabitada.

Datación

Hasta que, hacia el año 2008, no podamos traer a la Tierra una roca marciana y datarla con precisión, no podremos establecer comparaciones entre la densidad de cráteres de cada zona y la antigüedad de sus rocas. Sólo entonces podremos comenzar a establecer una cronología marciana, quizá para encontramos con la idea de que un clima húmedo prevaleció en el actual desierto rojo cuando los homínidos comenzaban a explorar nuestro planeta azul. Con los datos actuales, esta hipótesis no puede ser descartada.¿Qué más sorpresas nos puede deparar Sojourner? Se ha repetido, y con razón, que ésta es más una misión de experimentación tecnológica que de exploración científica. Pero el museo sigue abierto... ¿Qué es Scooby Doo, la única roca blanquecina que aparece en las imágenes de Mars Pathfinder? Aventuremos ideas con la certeza casi absoluta de equivocarnos:

Una: se trata de una riolita, roca volcánica de color claro que se forma por evolución de los magmas andesíticos.

Dos: es un basalto o andesita muy alterado. En la Tierra, la alteración de las rocas volcánicas genera minerales (por ejemplo, arcillas) de color claro. Pero en esta alteración el agua tiene casi siempre un papel fundamental. ¿Sería entonces Scooby Doo otra prueba de la existencia de agua líquida cerca de la superficie marciana en tiempos recientes?

Tres: nos hallamos ante una roca sedimentaria. Estas rocas se forman en nuestro planeta cuando las corrientes depositan partículas sólidas o disueltas. En realidad, cada bloque de los que el robot está analizando es una partícula sedimentaria. Pero, ¿hubo, además, sedimentos finos en la fase final de las avenidas? ¿Quizá incluso depósitos de tipo químico, como los que se dan en las salinas terrestres? Sedimento significa cuerpos estables de agua, lo que multiplica las posibilidades de vida. En el tiempo que le queda, Sojourner motivará aún más noticias y nos dejará un buen catálogo de preguntas sin responder, alimento para la curiosidad del primate explorador, y para las próximas misiones marcianas.

Francisco Anguita es geólogo planetario y profesor de la Universidad Complutense de Madrid.

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