_
_
_
_
_

Cadena perpetua para la 'viuda negra' que mató a su pareja para heredar

La mujer austriaca, de 66 años, confesó haber envenenado antes a otros hombres

Elfredie Blauensteiner, conocida como la viuda negra, ha sido condenada a cadena perpetua. Blauensteiner, de 66 años, ha sido declarada culpable de envenenar a, su última pareja, Alois Pichler, de 77 años, en 1995. Durante el juicio declaró haberlo matado por no soportarle más. Pero esta mujer debe su sobrenombre y su fama a la sospecha de que esta víctima no ha sido la única de su vida. La propia Blauensteiner confesó haber matado a otros hombre, incluido su marido, de lo que luego se retractó.

La muerte de su supuesta última víctima, Alois Pichler, le vale ahora la pena definitiva de cárcel a perpetuidad, ya que el juez ha tenido en cuenta como agravante el hecho de haberse querido que dar con su dinero. El magistrado ha visto en esta mujer una desmesurada "avidez de dinero" y alevosía" en la forma que obró para deshacerse de su compañero sentimental, al que no dio en ningún momento oportunidad de defenderse. El abogado de la viuda, Harald A. Schmidt, de 40 años, ha sido condenado a siete años por falsificar el testamento. . En los primeros interrogatorios tras su detención, la viuda confesó varios asesinatos entre los compañeros sentimentales a los que conoció por medio de la sección de anuncios por palabras en los periódicos, aunque luego se retractó. Sin embargo, una de sus víctimas, un anciano * de 83 años a quien había robado supuestamente varias libretas de ahorro, falleció de cáncer.Obsesa de los casinos

La prensa sensacionalista austriaca trazó un retrato de la acusada como una obsesa de los casinos, que se deshacía supuestamente de sus compañeros administrándoles calmantes y fármacos que reducían el nivel de azúcar en la sangre y terminaban por provocarles la muerte. Pero Blauensteiner, una mujer morena que, se teñía de rubio, ha sido juzgada sólo por uno de los asesinatos que se le atribuían, el de Pichler, debido a las sospechas de un sobrino del finado que recurrió a los tribunales para intentar resolver el caso. "No ambiciono el dinero. Sólo maté a quienes merecían la muerte", explicó la viuda durante los primeros interrogatorios.

La Justicia investigó en su momento la muerte del marido de Elfriede Blauensteiner, quien tuvo que ser hospitalizado ocho veces y cuyo cuerpo la viuda mandó incinerar contra los de seos del resto de los familiares antes de cobrar dos seguros de vida. Tras enviudar, Blauensteiner vivió una vida relativamente retirada, aunque recibía gustosa la visita de alguna que otra conocida, a la que invitaba a café. y pasteles y con la que se dedicaba a charlar durante horas.

Los vecinos la describen como una mujer generosa que hacía donativos a causas infantiles o regalaba alfombras a sus conocidos. No podían sospechar que era la misma mujer que luego confesaría a propósito de Pichler: "Es cierto que le maté. Le odiaba. Era repugnante verle beber siempre de su feo vaso de metal y cómo se le caía el té por la comisura de los labios". Tanto le odiaba que decidió envenenarle diluyendo una noche en el té antidepresivos, que le provocaron una larga agonía, que terminó con su muerte en la bañera. La viuda llamó entonces a un médico de urgencia y a su abogado, que la había ayudado con otros testamentos y al que ahora la Justicia ha condenado por complicidad.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_