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Revuelta de centenares de refugiados vietnamitas en Hong Kong para evitar la repatriación forzosa

Centenares de boat people (refugiados huidos en barco) que se enfrentaban al riesgo inmediato de repatriación a Vietnam se rebelaron ayer en Hong Kong. Armados de lanzas y porras improvisadas, incendiaron el campo de refugiados en el que estaban internados y huyeron en masa, en uno de los peores incidentes de este tipo registrados en la colonia británica, que el 1 de julio de 1997 volverá a la soberanía china. Hubo decenas de heridos. "No sabemos cuántos han escapado", aseguraba un policía mientras el tráfico era caótico a causa de los numerosos controles.

Unos 200 refugiados vietnamitas, incluidas familias enteras con niños de corta edad, forzaron las puertas y derribaron las vallas del campo de Whitehead, en los Nuevos Territorios. El rastro del incidente era impresionante: 17 instalaciones, incluidos los barracones-dormitorios y los bloques de la administración, con los archivos del campo, quedaron arrasados por las llamas.Horas después de la revuelta, que estalló al alba, todavía flotaba sobre el ambiente el penetrante olor del gas lacrimógeno y quedaban rescoldos de los numerosos incendios, para cuya extinción se utilizaron helicópteros.

Más de 40 automóviles quedaron destruidos, y 15 guardianes fueron tomados como rehenes durante varias horas. Según la policía, 17 oficiales y guardias, 5 bomberos y 30 refugiados resultaron heridos, aunque sólo uno de ellos (un policía) lo fue de gravedad, de una cuchillada en una pierna.

Batalla campal

Fue una auténtica batalla campal. La policía antidisturbios disparó más de 500 granadas de gas lacrimógeno, y centenares de refugiados se subieron a un tejado exhibiendo una pancarta en la que pedían ayuda con las letras SOS.La revuelta, que según la policía estuvo cuidadosamente planeada, fue un intento desesperado de enfrentarse al plan de trasladar mañana a unos 1.000 refugiados a otro centro para preparar su repatriación forzosa a Vietnam.

Unos 30.000 boatpeople (así llamados porque salieron de su país en pequeñas embarcaciones, en condiciones azarosas y con grave riesgo de perder la vida) permanecen en campos de diferentes países del Sureste Asiático, la mayor parte de ellos en Hong Kong.

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Unos 18.000 son vietnamitas (8.600 en Whitehead). Sus condiciones de vida no son muy diferentes de las de una cárcel.

La mayoría no ha logrado el estatuto de refugiados. Son considerados inmigrantes ilegales por motivos económicos que no corren peligro de sufrir represalias si regresan a su país, del que huyeron después de la victoria comunista en la guerra. China, que tomará el control de Hong Kong en poco más de un año, ha pedido que el problema esté resuelto para entonces con la salida de los refugiados.

La política de dureza de las autoridades de Hong Kong, a cuyo frente hay un gobernador británico, Chris Patten, era objeto ayer de una fuerte contestación por parte de funcionarios y abogados, que se preguntan si no se estarán violando gravemente los derechos humanos.

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