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48º FESTIVAL DE CANNES

'Tierra y libertad' acaba con la apatía

El chino Hao Hsiao Hsien y el americano Larry Clark completan un día de éxito

ENVIADO ESPECIALTierra y libertad, la generosa e inflexible película angloespañola escrita por Jim Allen y dirigida por Ken Loach, arrancó ayer la primera gran ovación en los, hasta ahora fríos centenares de enviados especiales de la prensa internacional. La conferencia de prensa que siguió a la proyección fue multitudinaria, llena de calor y de ideas. Asistimos al, por ahora indiscutible, punto cumbre de este festival, que ayer redondeó un día de gran cine con una nueva filigrana formal del chino Hao Hsiao Hsien, titulado Buenos hombres, buenas mujeres; y con una dura y veraz ficción documental del debutante estadounidense Larry Clark, titulada Kíds

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Si la cara luminosa del magnífico día, en la parte que nos corresponde a los españoles, fue el entusiasmo creado por Tierra y libertad, la cruz sigue siendo la fría acogida de anteayer a Historias del Kronen, que ayer se confirmó en las puntuaciones de los críticos de cine a los filmes en concurso, recogidos en los paneles diarios de las revistas especializadas.Por ejemplo, el panel de Moving Pictures -que es el más creíble e influyente, porque no usa el hachazo del 0 a las 3 estrellitas, y los críticos puntúan del 0 al 10, de manera que pueden introducir matices en sus juicios numéricos- se resume para Historias del Kronen en una puntuación media de 3,5, que es la más baja de todas junto a la obtenida por el filme rumano Los caracoles del senador. Añadamos que todos los críticos que se han pronunciado en este panel -con la única excepción de este cronista- puntuaron la película por debajo de 5. No es una noticia agradable, pero es innegable y nos tememos que premonitoria.

No hay todavía calificaciones críticas de Tierra y libertad, pero es presumible que resulte de muy distinto signo cuando mañana tengamos que. informar de ellas. No es probable la unanimidad.

El filme de Ken Loach convence a los más, pero sordamente irrita -y entre las filas de los críticos de cine son detectables- a algunos antiguos estalinistas que, obviamente ya han dejado de serlo, pero que en algún rincón de su memoria conservan vivo un resorte, más instintivo que ideológico, que hace saltar sus mecanismos autodefensivos ante la terrible prueba moral a que el filme de Loach les somete: la plena aceptación de la, ciertamente, difícil de aceptar, realidad del exterminio de la práctica totalidad de los revolucionarios bolcheviques, es decir: el exterminio de Octubre.

A Octubre no lo exterminaron Hitler, Mussolini y Franco. Lo exterminó Stalin entre 1936 y 1950, con la complicidad, o en el mejor de los casos el silencio con dientes apretados, de todos los estalinistas del mundo. Los nazis que sobrevivieron al nazismo juran y perjuran que desconocían, incluso de nombre, Auschwitz y Treblinka. Lo mismo dijeron muchos estalinistas -aunque por suerte, no todos- tras el derrumbe final del estalinismo de, y es un ejemplo entre- muchos, Vorkuta, campo de exterminio donde fueron 'barridos de la tierra y metidos bajo ella no menos de un millón de bolcheviques.

Este innombrado genocidio comenzó en el año 1937 en España, en el frente de Aragón, en las calles de Barcelona y en algunas chekas de Madrid. Destapar, abrir por primera vez, a la luz de las pantallas del cine las tripas de esa escondida y espantosa matanza -¿cómo va a abrirlas quien mejor puede hacerlo, Boris Yeltsin, si está metido hasta el cuello en ellas?-, es el primer y extraordinario mérito, el supremo coraje moral de esta hermosa película británi co-española. Y nadie que sepa como moverse en este escurridizo terreno histórico ignora que esto le acarreará a Ken Loach y su obra muchas miradas esquinadas y rencores silenciosos de estalinistas residuales disfrazados de estetas, fauna bastante abundante en estos confortables parajes del comercio del cine y de la cultura.

Este es el ascua del día en Cannes 95.

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