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La china que fue descuartizada se dedicaba a la usura en el casino

Jan Martínez Ahrens

Mao Li-zhou, china de 32 años, cuyo cuerpo descuartizado en Madrid fue hallado el pasado abril en dos maletas en las estaciones de tren de Irún y Lisboa, se dedicaba a la usura en el casino y en juegos privados. La mujer, según ha podido desentrañar la investigación 11 meses después del asesinato, restaba dinero exclusivamente a compatriotas suyos y a un altísimo interés diario -cercano al 10%-. El capital para este negocio, no más de tres millones, procedía del traspaso de un restaurante chino que regentó con su marido.

Fuentes cercanas a la investigación relacionan al autor del crimen con el juego. Así, se baraja la posibilidad de que el homicida fuese alguien incapaz de saldar su deuda o bien alguna organización mafiosa que hubiese querido acabar de forma ejemplar con Mao Li-zhou. Esta última hipótesis viene avalada por el modo en que se cometió el truculento asesinato.La mujer recibió 23 puñaladas de arma blanca pequeña. Su parte superior -tronco y cabeza- fue metida en una maleta, llevada a la estación. de Atocha y abandonada en el tren Puerta del Sol, con destino a Hendaya (Francia). El 23 de abril fue descubierta por la Guardia Civil en Irún (Guipúzcoa).

Dos meses después, en Lisboa, fue hallada otra maleta. Ocultaba la parte inferior del cuerpo de Li-zhou.

La policía basó sus pesquisas iniciales en la persecución de una pareja de chinos que fue vista en la estación de Atocha el día en que salió el tren rumbo a Hendaya. La investigación, dirigida por la Brigada Central de Policía, ha fracasado en la localización de los homicidas.

El crimen, cuya truculencia espantó a la comunidad china afincada en Madrid ha sido considerado por la policía como un ejemplo de ajuste de cuentas mafioso: cruel, limpio e inesperado. El aviso, según esta hipótesis, iba dirigido a quienes controlaban desde las sombras los préstamos del juego. De hecho, los responsables del casino de Torrelodones, según fuentes cercanas a los investigadores, desconocían la actividad de la fallecida. Este periódico trató ayer sin éxito de recabar la versión del casino.

Locales clandestinos

Más de una vez, la policía ha denunciado la existencia de casinos clandestinos. El juego se desarrolla, según un informe elaborado por la Brigada Central de Documentación de la Policía, en las partes traseras de los restaurantes. La entrada está reservada a los socios chinos y, a veces, también se admite a fillipinos y tailandeses. En estos locales -como el desmantelado en la calle de Hernán Cortés, 12-, donde se practican tanto juegos occidentales como orientales, es habitual encontrar a un prestamista que fia dinero a cambio de intereses leoninos.

Los investigadores sostienen que la fallecida llegó a trasplantar esta figura al casino de Madrid. El lugar donde entregaba el dinero se desconoce, pero la determinación de su clientela -siempre china- ha sido corroborada por las declaraciones de allegados, según fuentes cercanas al caso.

Diversos representantes de la comunidad china en Madrid han negado la existencia de los casinos clandestinos. Se trata, según estos portavoces, de meras reuniones de trabajadores de restaurantes que, cumplida su jornada laboral, se citan para jugar. Estos representantes, que han insistido en que los chinos sienten una gran pasión por el juego, han mostrado su pesimismo respecto a la detención de los homicidas.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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