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Neruda regresa a España con sus mascarones

Una exposición muestra los objetos y los libros de la intimidad del poeta

Andrés Fernández Rubio

La dictadura de Pinochet clausuró la casa de Neruda en Isla Negra en un vano intento de oscurecer su memoria. Cuando se reabrió, los museólogos encontraron el pupitre del padre del poeta con el cajón cerrado. Se abría por primera vez desde la muerte de Neruda, y dentro, escondidos como un tesoro, aparecieron los primeros juguetes de su infancia, unas tallas en madera de dos vacas, un ciervo y un oso en bicicleta. Estos pequeños objetos, hasta un total de 200 entre libros y recuerdos, se exponen a partir de mañana en Madrid en una muestra que incluye cinco de sus espectaculares mascarones, entre ellos La Guillermina, con su "empinado pecho de lámpara o diosa".

El escultor Ricardo Mesa, comisario de esta exposición que mañana inaugurará el presidente de Chile, Eduardo Frei, y que estará abierta al público en el edificio central de Telefónica (Fuencarral, 1) desde el 10 de marzo al 2 de abril, calificó ayer a Neruda como "hombre viejo que se cree niño". Y contó cómo se disfrazaba continuamente: "Vivía así", dijo. "En el bar de su casa se ponía a servir con unos anteojos verdes".Tales extravagantes anteojos, con el lema grabado snake eyes (ojos de serpiente), son un ejemplo de la variedad de objetos seleccionados para la muestra. Y reflejan el afán coleccionista, sociable y risueño de Pablo Neruda, que literalmente llenó sus tres viviendas chilenas, en especial la de Isla Negra, con todo tipo de artilugios. "En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes", escribió, "sin los cuales no, podría vivir. He edificado mi casa también como un juguete, y juego en ella de la mañana a la noche".

Entre los objetos traídos a Madrid se incluyen pisapapeles con escorpiones dentro, bolas de cristal, un telescopio, mapas, insectos, caracolas marinas (de las que llegó a tener 7.200), figuras africanas, la medalla del Premio Nobel de Literatura, un pez volador, un cuerno de narval, una pistola de juguete, caleidoscopios, matasuegras, la figura de un mago, un retrato de Lorca, una La Guillermina. pluma...Los mascarones de proa son el elemento más llamativo de la exposición, titulada Neruda regresa a España, que se propone devolver a España la memoria de un poeta que vivió primero en Barcelona y luego en Madrid como cónsul de Chile, y cuyo ideario poético y vital estuvo marcado por el estallido de la guerra civil en 1936 y su amistad con los poetas de la Generación del 27 (en una de las fotografías aparece junto a Bergamín, Alberti, Cernuda y Altolaguirre). La ejecución de García Lorca, el apresamiento de Miguel Hernández y 1a sangre en las calles" cambiaron a Neruda, que escribió España en el corazón en los frentes republicanos.Pasado tremebundo"Que Neruda vuelva, cierra un ciclo maravilloso", dijo ayer el presidente de la Fundación dedicada al poeta, Juan Agustín Figueroa. El actual embajador de Chile, Álvaro Briones, recordó también la íntima asociación de Neruda con España. Y dijo que esta exposición sirve para mostrar una realidad cultural de su país opuesta "a las circunstancias tremebundas por las que Chile fue conocido durante un periodo reciente y que todos los chilenos deseamos dejar atrás". Pablo Neruda, que nació en 1904, murió en 1973 doce días después del golpe militar. Su cadaver fue velado en su casa de Santiago, La Chascona, entre los cascotes que dejaron los saqueadores pinochetistas.

El escritor escribía poesías para sus mascarones, la mayor parte del siglo XVIII y unos pocos del XIX, once mujeres y tres varones, más dos cabezas, todos de proa, menos dos, de popa. De ellos, se pueden ver ahora en Madrid La Guillermina (que el poeta encontró en Lima: antes de verla le dijeron que era una santa o una mona); Jenny Lind (actriz y cantante sueca, supuesta amante de Hans Christian Andersen); La sirena de Glasgow; La sin nombre y La María Celeste, que llora a través de la madera de encina ("durante el largo invierno algunas misteriosas lágrimas caen de sus ojos de cristal y se quedan por sus mejillas", escribió Neruda. "La humedad concentrada', dicen los escepticistas. 'Un milagro', digo yo, con respeto... Pero, ¿por qué llora?"). También se exponen los dos ángeles trompeteros que, junto a los mascarones, ocupan en Isla Negra la habitación principal, desde cuya ventana las figuras se asoman al Océano Pacífico y observan a diario el paso a ras del mar de bandadas de patos, alcatraces y gaviotas.

Aquel paisaje coronado por la casa (lejana al punto de vista de los decoradores de interiores y cercana a la intimidad vivida) no se puede expresar en una exposición. Pero al menos puede atraer a los visitantes a aquel inundo aparte, prodigioso conjunto de la imaginación.Cuatro salasAdemás de la sala con los mascarones, se han dispuesto otras tres en la muestra madrileña: una como sala de tertulias, otra Con datos sobre la Fundación Neruda y la que exhibe los objetos y libros del poeta. En Isla Negra, Pinochet hizo colocar durante la dictadura un letrero que decía: 'Esta casa no se visita'. Pero visitantes anónimos siguieron acudiendo y grabando en la valla que la rodea todo tipo de frases. También en Madrid los curiosos tendrán cuadernos y una pizarra para grafitear.

El apartado de los libros también refleja el eclecticismo optimista de Neruda. Se incluyen desde una edición muy antigua de las poesías de Quevedo hasta un tratado en francés de 1776 titulado El arte de los pedos (ensayo teórico, psíquico y metódico). Asimismo, se incluyen primeras ediciones de las obras de Neruda, por ejemplo la del Canto general publicada en México con ilustraciones de Siqueiros y Rivera.Ricardo Mesa, que está casado con María Eugenia Zamudio, directora de la Casamuseo de Neruda en Isla Negra, recuerda que conoció al escritor, cuando le invitó a una charla con los estudiantes de arte de Santiago: "Aceptó a condición de hablar sólo 10 minutos, y se quedó tres horas. Nos contó cómo una vez, almorzando con Picasso, el pintor terminó de comer el pescado, pegó la espina al plato, lo pintó por encima y ahora es una cerámica famosa".

Juan Agustín Figueroa dijo que de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada se han vendido ya más de tres millones de ejemplares.

Su mundo

Amistad: Arboleda de rugosa ternura.

Amor: Manzana del. conocimiento, miel desdichada, flor de la agonía.

Besos: Caracoles que se pegan a mi espalda.

Envidia: Aquella grieta de un hombre en la boca: aquella miel que fue substituida.

Escarabajo: Sacerdote de las raíces, rinoceronte del rocío.

España: Granada roja y dura, topacio negro, España, amor mío, cadera y esqueleto del mundo, guitarra incandescente, fuego sin mutilar, ¡oh dolorosa piedra amada!

Estrellas: Serenas piedras puras de la noche, cubiertas de soledad, vacías para el hombre, agujeros horadados en el diamante negro, flechas del terciopelo tembloroso, cereal de platino espolvoreado en la sombra.

Gato: Mínimo tigre de salón, nupcial sultán del cielo de las tejas eróticas.

Goteras: El piano de mi infancia.

Miseria: Lepra del mundo, arrabal de muertos, gangrena acusadora y venenosa.

Morir: Ser barro. No tener ojos. Ser apellido olvidado.

Nubarrón: ¿De dónde viene el nubarrón con sus sacos negros de llanto?

Picasso: Clown del cosmos.

Océano: Latitud de la luna, imperio del agua. La piel desnuda del planeta.

(Del Diccionario Neruda a través de sus metáforas. Por Francisco Velasco para Ediciones Minga. Fundación Pablo Neruda).

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