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Secreto militar y cáncer

El secreto militar que gravitaba sobre la empresa Mayak y sobre todo lo relacionado con ella hasta 1990, impide aún tener una perspectiva global y fiable de todas las consecuencias de la contaminación nuclear a lo largo de casi medio siglo. Así lo opina la doctora Mira Kossenko, que trabaja en el Centro de Investigación Médica de la Radiación de Che liabinsk. En las camas disponibles del centro (20 de un total de 50 parcialmente inhabilitadas por falta de presupuesto), varias ancianas con estroncio en los huesos pasan las revisiones de las que sólo se beneficia una pequeña parte de los afectados por la contaminación.Para comprobar el aumento de la incidencia del cáncer, Kossenko tomó como punto de referencia un grupo poblacional que creía a salvo de la radiación. En 1990, sin embargo, la doctora descubrió que su comparación no era válida, porque el contingente "normal" había sido irradiado con plutonio y yodo por los gases que emanaron de las chimeneas de Mayak durante los primeros 10 años de su existencia.

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La doctora Kossenko, que formó parte de la brigada de científicos enviados en secreto a Chernobil tras el accidente de 1986 para evaluar la capacidad de exposición de los liquidadores, afirma que tan sólo en 1990 pudo obtener la lista de todos los afectados por el accidente de 1957. Antes sabía lo estrictamente necesario para su trabajo y tenía prohibido pronunciar ante los enfermos la palabra "radiación". Todavía hoy, sus actividades se paran donde empiezan las rejas y alambres de espino de Mayak, que tiene sus propios médicos.

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