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Reportaje:

El pesimismo marca el comienzo de la décima Conferencia Internacional del Sida

En Japón, los prejuicios y la hipocresía ocultan el alcance de la epidemia

Más de 10.000 expertos participan en la décima Conferencia Internacional sobre el Sida, que comenzó ayer en Yokohama, Japón, bajo el signo del fracaso en la estrategia mundial para detener la epidemia y la falta de avances en las investigaciones para hallar una vacuna o tratamiento válido de la enfermedad. Es la primera vez que un país asiático alberga esta reunión anual, quizá porque este continente podría experimentar un incremento de casos de sida superior incluso al del África subsahariana al convertirse para el año 2.000 en la sede del 30% de enfermos del mundo.

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"Debemos enfrentarnos a la cruda realidad de que no hemos logrado todavía desarrollar un fármaco efectivo o una vacuna contra el sida", dijo Yuichi Shiokawa, presidente del comité organizador de la conferencia. "Tras un período de optimismo ingenuo sobre lo que la ciencia y la tecnología podían lograr de la noche a la mañana y una era de pesimismo tan falta, de fundamento como la optimista, ha llegado la hora de volver al realismo", dijo por su parte el doctor Peter Piot, director de las investigaciones sobre el sida ante la Organización Mundial de la Salud (OMS).El doctor David Barry, director de las investigaciones y desarrollo de los laboratorios Wellcome que comercializan el AZT, uno de los fármacos más utilizados contra el sida, dijo que el hecho de que esta droga permita prevenir la contaminación de los niños por parte de las madres infectadas, debería "engendrar un renacimiento de la esperanza". La efectividad del AZT ha sido cuestionada por recientes estudios.

El pesimismo podría aumentar hoy tras la intervención de los investigadores franceses que se espera se centre en un informe que apunta a que billones de dólares han sido invertidos sin resultados en un fármaco contra el sida porque los científicos se equivocaron en sus consideraciones sobre el virus. Según informó ayer el Sunday Telegraph en Londres, el profesor Jean Marie Andrieu y su equipo de la universidad de París subrayarán ante la conferencia que fármacos ya existentes y más baratos son mucho más efectivos para detener el avance de la enfermedad. Según su tesis, mientras la mayoría de los tratamientos hasta ahora han apostado reforzar el sistema inmunológico, los médicos deberían en cambio recetar drogas para suprimirlo.

Naoko Yamamoto, portavoz de la conferencia, incidió en la importancia del desarrollo de la enfermedad entre las mujeres, cuyo cuerpo, según él, aguanta peor el ataque de la enfermedad. En la actualidad, el 40% de las personas infectadas en Asia son mujeres.

Dos tercios de los casos de sida en el mundo se concentran hoy día en el África subsahariana, donde las infecciones se desarrollan desde hace al menos 10 años. Hasta 1988 hubo muy pocos casos en Asia, lo que incluso llevó a algunos a definir el sida como una enfermedad no asiática. Pero la OMS ha anunciado que el virus se extenderá de forma dramática en Asia, y que pronto los casos de infectados superarán a los del continente africano. Las cifras de enfermos en Asia, que actualmente se situan en dos millones y medio de personas, se cuadruplicarán a finales de siglo hasta alcanzar los 10 millones. En el sudeste asiático, por ejemplo, los casos se han multiplicado por ocho en un año, pasando de 30.000 a 250.000.

El país anfitrión, Japón, dice tener un número muy bajo de enfermos. En junio, las infecciones detectadas eran, según datos oficiales, sólo 3.075. Ello podría estar motivado por el hecho de que en Japón el consumo de drogas por vía parental está fuera de su cultura. Además, el uso de preservativos está muy extendido. Para corroborar este dato basta decir que la mitad de los enfermos de sida en este país son hemofílicos contagiados con sangre contaminada importada de los Estados Unidos. Este bajo número de enfermos hace pensar a muchos japoneses que esta enfermedad no es cosa suya.

Sin embargo, al margen de las versiones oficiales, la realidad parece más dura. Japón es un país de 123 millones de habitantes donde el director de un semanario confesó estar convencido de que perdería la mayoría de los suscriptores si éstos llegasen a conocer que la publicación era conducida por un seropositivo.

Lawrence Berner, un norteamericano con nueve años de residencia en Tokio que después de reconocer su dolencia agradece no haber sido despedido a patadas de la academia donde imparte clases de inglés, observa en Japón las reacciones registradas en Estados Unidos hace más de 10 años. "Es evidente la necesidad de acelerar en este país una campaña oficial de educación pública para evitar la dolorosa marginación de los enfermos".

Los organizadores de la conferencia han impartido cursos al personal del hotel para que sepan comportarse ante personas enfermas. El presidente de la conferencia insistió en esta idea.

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