La muerte inesperada de Kim II Sung incrementa el peligro de inestibilidad en la península de Corea
TERRY McCARTHY / AGENCIAS El Gran Líder de Corea del Norte no sobrevivió al infarto. El corazón de Kim II Sung, de 82 años dictador absoluto de este Estado estalinista asiático desde su fundación, en 1948, se paró a las dos de la madrugada del viernes (siete de la tarde del jueves en España), aunque no se hizo pública la noticia hasta ayer. Kim Il Sung, que mantuvo a su país aislado del mundo y trató de dotarlo del arma nuclear, lo que provocó la hostilidad de Corea del Sur y de Occidente, deja un heredero. Su hijo, Kim Jong II, se perfila como el primer caso de sucesión dinástica de un régimen comunista. El mundo ha contenido el aliento tanto por el proceso de inestabilidad que se avecina como por la sospecha de que Pyongyang pueda tener el, arma nuclear.
La televisión surcoreana difundió ayer la grabación del anuncio oficial que la televisión de Pyongyang hizo de la muerte de Kim II Sung, que había convertido el culto a la personalidad en una suerte de religión, por encima del que rodeó al dirigente chino Mao Zedong. "Nuestro Gran Líder ha muerto de una repentina enfermedad. Para nuestro gran pesar, nos ha dejado", aseguró un locutor con voz compungida. La agencia oficial norcoreana, KCNA, señaló que Kim II Sung había muerto de una "infracción miocardial grave debido a una fuerte tensión mental a la que siguió un ataque al corazón". La agencia oficial confirmó que el malestar comenzó el jueves y que los médicos le proporcionaron el tratamiento adecuado por "arterioesclerosis del sistema vascular" y que la autopsia que se le practicó ayer confirmó el diagnóstico de la muerte.A pesar de su avanzada edad, Kim II Sung dio la sensación de no tener ningún problema de salud cuando el pasado 17 de junio se entrevistó en Pyongyang con el ex presidente norteamericano Jimmy Carter, que consiguió desactivar la crisis desatada por la negativa norcoreana a permitir más inspecciones internacionales de sus reactores nucleares. Inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) encontraron indicios de que Corea del Norte estaba descargando material nuclear de un reactor con la probable intención de fabricar armas nucleares.
Miles de apesadumbrados norcoreanos desfilaban ayer ante la gigantesca estatua de bronce de Kim II Sung que preside la capital norcoreana, llorando al único líder que muchos de ellos han conocido a lo largo de toda su vida, desde la partición de Corea al término de la II Guerra Mundial, en 1945. No en vano, Kim Il Sung ha sido, con 46 años en el poder, el dictador que ha batido todas las marcas de permanencia en el cargo durante el siglo XX. Un tirano que no permitía la más mínima disensión o crítica y que alentaba a los hijos a denunciar cualquier desobediencia política de sus padres y que gracias a un aislamiento in formativo casi total mantenía la utopía de que Corea del Norte era el paraíso de la clase obrera.
"Derrumbados y llorando"
"La gente está en estado de choque y muchas personas parecen presas de la histeria", declaró ayer Krzysztof Darewicz, un periodista polaco con base en Pekín y el único informador occidental habitualmente acreditado en Corea del Norte. Darewicz, que habló ayer con testigos, ase_guró que en la Embajada polaca en Pyorigyang "los jardineros y traductores están derrumbados y llorando. La gente que ha intentado hacer la compra se ha encontrado con que todos los de pendientes no hacían otra cosa que llorar".
Mientras tanto, sus vecinos, desde Corea del Sur a Japón, además de las tropas estadounidenses estacionadas en la región, contienen el aliento a la espera de la transición de un país cuyo hermetismo sólo encontraba parangón en la antigua Albania estalinista. Japon puso ayer a sus fuerzas en la zona en estado de alerta, según la agencia japonesa Kyodo.
La representación norcoreana ante la OMT (Organización Mundial de Turismo) en Madrid hizo público anoche un comunicado en el que explica los detalles de las ceremonias fúnebres previstas. Un período de luto nacional ha sido decretado entre los 8 y 17 de julio. El texto indica que "los visitantes para las condolencias serán recibidos entre los 11 y 16 de julio", aunque añade a cotinuación que "las delegaciones extranjeras de condolencias no serán admitidas". El comunicado asegura por otra parte que Kim Jong Il "encabeza hoy nuestra revolución".
Fuentes surcoreanas indicaron que la decisión de cerrar el país a los extranjeros se debe a que la muerte del Gran Líder pudo ser causada por un intento de golpe de Estado. Fuentes japonesas y norteamericanas descartaron, sin embargo, que la muerte de Kim Il Sung pudiera atribuirse a causas no naturales.
The Independent / EL PAÍS.
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