De la cárcel a la presidencia
Nelson Mandela será elegido presidente de Suráfrica el próximo viernes en Ciudad del Cabo, durante la sesión inaugural del primer Parlamento democrático de la historia del país. Su misión será encabezar un Gobierno de Unión Nacional que quiere ver trabajar con denuedo para elevar a los negros a la misma altura de los blancos. Afirma que lo dirigirá con mano de hierro y no permitirá que intereses partidistas distraigan la atención de los ministros."Si soy el presidente, soy el presidente", dice Mandela estos días. "A ningún ministro se le va a permitir hacer nada que sea contrario a la política del Gobierno de Unión Nacional". El líder del ANC tendrá a partir de ese momento ocasión de hacer realidad su sueño de crear una Suráfrica ciega al color de la piel. Por defender ese objetivo se pasó casi 28 años en las cárceles del apartheid, hasta que salió libre en febrero de 1990.
En estos cuatro años Mandela ha contribuido a dar la vuelta política al país con mucho menos trauma del esperado. La tarea que tiene por delante es ingente. Muchas zonas están tan abandonadas como la aldea en la que nació hace 75 años cerca de Umtata en Transkei.
Mandela renunció a sus derechos hereditarios como jefe de la tribu Xhosa para estudiar Derecho. En la Universidad entró en contacto con el ANC, el más viejo movimiento de liberación de Suráfrica, y se afilió en 1942. Emprendió entonces una intensa vida profesional como activista político y como abogado laboralista. Fue detenido por última vez en 1963, en la sede del ANC en Rivonia. En el juicio que tomó ese nombre y que duró siete meses pronunció un alegato contra el dominio de la mayoría negra por los blancos y de la minoría blanca por los negros que ha reiterado durante la pasada campaña electoral para tranquilizar a las minorías y garantizar su voluntad de ser el presidente de todos los surafricanos. Recibió el Nobel de la Paz, junto con el presidente Frederick de Klerk, cuando estaba separado de Winnie.
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