_
_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El Paganini del trombón

Orquesta Sinfónica de RTVEDirector: S. Comissiona. Solista: Ch. Lindberg, trombonista. Obras de Ruders, Sibelius, Rautavaara, Gróndahi y Sándstrórn. Concierto en el Teatro Monumental, Madrid, 8 de abril

Sergiu Comissiona, titular de la Orquesta Sinfónica de RTV española, lo es también de la de Helsinki, además de actuar asiduamente en todos los países del Norte de Europa. Así, dentro del breve ciclo dedicado a la música del siglo XX, Comissiona nos ha traído a España un programa escandinavo, tan variado en su conjunto, que resultó no sólo interesante, sino se convirtió en un gran éxito. Para sustituir a la anunciada sinfonía de Allan Petterson, escuchamos una versión muy bellamente cantada y estructurada de la Sinfonía número 2 en re mayor, de Jan Sibelius.

Con El Patriarca y cabeza de la generación de 1871 -la misma de nuestro Manuel de Falla-, desfilaron Gröndahl (de la generación siguiente), Rautavaara (de la del año 193 l), Ruders (de la de 1946) y Sándström (de la de 1961), todo ello teniendo en cuenta que las diferencias existentes entre el suceder musical de los países escandinavos y los de nuestro entorno.

El finlandés Einojuhani Rautavaara (nacido en Helsinki en el año 1928), siguió en su Cantus Articus, las huellas de Olivier Messiaen, pero lo hizo de manera real y no simplemente metafórica. Viajó por el Ártico y grabó los cantos y los rumores de las aves, a los que supo rodear más tarde de un clima musical adecuado que nos llevó desde El Pantano a La migración de los cisnes. Vio la naturaleza de otro modo el compositor danés Poul Ruders (nacido en Copenhague en 1949) en su breve y atractiva Tundra, de 1990, en la que parece apresar, desde la distancia, la inmensa y grandiosa aridez de la tundra que se extiende por Sibería y Alaska.Lindberg

Las dos páginas restantes tuvieron como protagonista al concertista de trombón Christian Lindberg, un verdadero Paganini de su instrumento, que llamó la atención de todos y provocó oleadas de aplausos.

El Concierto para trombón, de Launy Gröndahl, escrito en 1924, sigue los usos virtuosistas y formales de la tradición aunque evolucionados y puestos al día, lo que permite al solista la exhibición de sus ilimitadas, casi endiabladas, posibilidades.

Otro tanto sucede en otra pieza, que es más anecdótica, pero muy divertida, de Jan Sándström: Un corto paseo en motocicleta. Vistió el solista el mono de los motoristas, en tanto el bien humorado Comissiona, se caló el casco protector adecuado. No hubo entonces la sorpresa de ningún accidente, sino la sorpresa del ingenio, la imitación y la voluntad lúdica. Ante las largas ovaciones recibidas, que compartió justamente con maestro y orquesta, Lindberg dio como regalo un brillantísimo trozo "de bravura".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_