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El libro prohibido de Jorge Luis Borges se convierte en un éxito de ventas en Argentina

María Kodama edita 'El tamaño de mi esperanza' contra la voluntad del escritor

Los más de 15.000 ejemplares vendidos en Argentina de El tamaño de mi esperanza, o de los libros que Borges repudió y cuya reedición ha sido permitida por María Kodama, han vuelto a abrir la polémica en tomo al derecho de los herederos a contradecir la voluntad de los autores. La viuda y heredera universal de Jorge Luis Borges, continuamente asediada por las reivindicaciones de los sobrinos del escritor, es otra vez el centro de una discusión que pone en duda la legitimidad de su decisión y de su gestión de la obra del genial escritor argentino.

El tamaño de mi esperanza, un libro de ensayos que Borges publicó en 1926 y no volvió a reeditar más, es el primero de los textos de juventud que ahora se recuperan. Pronto le seguirán El idioma de los argentinos y el legendario Inquisiciones. Los tres, publicados primero por Seix Barral en Argentina, aparecerán en España bajo el mismo sello editorial. Según confirmó Guillermo Schwavelson, director de la editorial en Buenos Aires, su edición forma parte de un acuerdo global del grupo Planeta con María Kodama, que incluye la edición crítica de las obras completas de Borges en ocho tomos, que publicará Espasa Calpe. El monto económico del contrato, que al parecer ha sido generoso y que se mantiene en secreto, es una de las razones que esgrimen los detractores de esta reedición.María Kodama explica las suyas en el prólogo a esta edición, cuyo enorme éxito de ventas -tres ediciones en dos meses que, además, coinciden con las vacaciones del verano austral- ha roto los termómetros de popularidad incluso del propio Borges. Kodama explica que Borges permitió la inclusión de algunos de estos textos repudiados en su obras completas traducidas al francés en La Pléiade, cuyo primer tomo apareció el pasado verano, lo que ya era un imprimatur. Dice que era consciente de que circulaban en "nefastas fotocopias", y que, de alguna manera, Borges se había resignado a no poder frenar su difusión.

Por otra parte, y como señala el poeta y librero argentino Héctor Yánover, "los temas de estos libros habían sido canibalizados ya por Borges", que ha vuelto a muchos de ellos en toda su obra posterior. "Yo hubiera preferido", dice Yánover, "que la voluntad de Borges se hubiera respetado y el libro no se hubiera publicado nunca, pero es cierto que la obra borgiana está construida con vigas de acero, y este libro juvenil no le hace mella".

Según Pere Gimferrer, director de Seix Barral, las razones del repudio de Borges estaban, sobre todo, en esa ortografía criolla que se impone, como un gesto modernista y vanguardista, en la línea de Juan Ramón Jiménez, y que Borges, influido por el ultraísmo y la vanguardia, hace suya en estos libros. Ortografía que se desvanece en francés, lo que explica su permiso para La Pléiade, pero que se mantiene, felizmente, en la edición castellana.

La polémica, que en Argentina está continuamente mezclada con las pretensiones testamentarias del sobrino y la criada de Borges, por absurdas que puedan parecer, no parece tocar esos abstractos "derechos del lector", que, finalmente, en el lector, prevalecen. En palabras del catedrático de Ética y borgiano de toda la vida Fernando Savater, "la historia nos ofrece casos contradictorios. Está el paradigma Kafka, y no creo que nadie pueda reprochar a Max Brod que nos haya permitido conocerlo. O está el caso de Mallarmé, que mencionó de manera explícita su deseo de que no llegaran a la luz unos inéditos sin terminar, deseo que fue respetado por su viuda que destruyó todos los papeles embrionarios". "En este caso", sigue Savater, "y al margen del placer del borgiano, los libros existían ya impresos. Ya se sabe que la admiración es impía, y los admiradores no quisiéramos que nadie, ni el autor, se interponga entre su obra y nosotros".

Y efectivamente, El tamaño de mi esperanza muestra otro Jorge Luis Borges que iluminará al más oficial. Fresco y joven, apasionado en el insulto y en el elogio, desde las legendarias páginas sobre el arrabal y el tango a las no menos legendarias diatribas contra Lugones, se trata de los escritos de un joven sabio de 25 años, barroco, optimista, inteligente, germen y contestación del que será uno de los mayores genios de la lengua castellana.

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