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Un tribunal de Nantes salva a una inmigrante ilegal de una boda forzosa

Saida, una joven marroquí de 25 años de edad instalada ilegalmente en Francia, no será expulsada a su país, donde su padre pretende casarla a la fuerza. Al decidirlo así, el tribunal administrativo de Nantes ha asociado, por primera vez en la historia del derecho francés, las "amenazas sexistas" que pesan sobre Saida a la noción de "tortura" condenada por la Convención Europea de Derechos Humanos.Hace cinco años, Saida se escapó de una aldea marroquí próxima a la ciudad de Meknés y se instaló, sin papeles y en la clandestinidad -tanto respecto a su padre como a las autoridades francesas-, en la casa de una tía suya en la localidad francesa de Nantes. Su padre, militante de un grupo integrista marroquí, pretendía casarla a la fuerza con un amigo suyo, que tenía 50 años, también era integrista y ya estaba casado.

A comienzos de este año, la policía francesa localizó a Saida y decretó su expulsión de Francia. Con el apoyo de diversos movimientos antirracistas, Saida y su tía llevaron el caso ante el tribunal administrativo de Nantes, que ha sido sensible a las declaraciones de la joven marroquí, quien afirmaba que se suicidaría si era enviada a Marruecos y casada contra su voluntad.

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