La muerte del autor de 'Roberto Alcázar' enluta al tebeo de la escuela valenciana
Eduardo Vañó perteneció a una generación clásica de la historieta gráfica
Prácticamente un año después de la muerte en Barcelona de Miguel Ambrosio Zaragoza, Ambrós, dibujante de El capitán Trueno, falleció el pasado domingo en Valencia otra de las grandes figuras de la escuela clásica valenciana de la historieta gráfica. Eduardo Vañó, dibujante de la serie Roberto Alcázar y Pedrín, murió a los 83 años de edad, casi dos décadas después del abrupto final de la Editorial Valenciana, firma que compitió con Bruguera en el mercado español y en la que publicaron desde los años cuarenta sus trabajos dibujantes como José Sanchis, autor de Pumby; Rafael Catalá, Karpa, autor de Jaimito, o José Palop, que precisamente falleció también el pasado lunes, a los 71 años.
Nacido en Bocairent (Valencia) en 1911, Vañó dibujó, entre los años 1940 y 1976, un total de 1.219 números de Roberto Alcázar y Pedrín en su característico formato horizontal. Entre 1966 y 1969 salieron al mercado 88 álbumes extras de esta historieta en formato vertical.Como ocurrió con la totalidad de los dibujantes de la denominada escuela valenciana, sus obras se reeditaron inumerables veces y fueron traducidas a diversos idiomas sin que los autores obtuviesen más rendimiento por su trabajo que la modesta remuneración que recibieron en principio contra la entrega de sus originales.
La caída de Editorial Valenciana y la imposibilidad legal de rescatar sus derechos de autor llevaron a toda una generación de dibujantes al paro definitivo a mediados de los setenta.
Vañó, tal como ha señalado el estudioso del cómic de la época Francisco Tadeo Juan, se inició en las novelas ilustradas por entregas que se publicaron antes de la guerra civil. En la posguerra, emprendió la serie de Roberto Alcázar, en una línea realista que seguía el modelo de las historias de aventuras a la manera inglesa. Sólo hizo una excepción a su personaje, al lanzar en 1956 un total de 61 números de las historietas de Milton el Corsario.
Desmoralizado
El escritor Alfons Cervera, que realizó hace dos años para una Historia del tebeo valenciano probablemente la última entrevista al dibujante -Vañó era reacio a las apariciones públicas y, por ejemplo, no asistió al homenaje que en 1991 le rindió el Salón del Cómic de Barcelona junto a Sanchis y Karpa-, rememoró ayer aquel encuentro. "Estuvo muy amable conmigo, pese a que tenía ya problemas de memoria", explicó Cervera, "pero lo encontré especialmente desmoralizado por las interpretaciones reaccionarias de su personaje".
Las comparaciones de Roberto Alcázar con la figura del líder falangista José Antonio Primo de Rivera fueron siempre enérgicamente desmentidas por Eduardo Vañó, que destacó cómo uno de los guionistas de la serie, José Jordán Jover, ex comandante del Ejército de la República, llegó a enviarle en la posguerra algunos de los trabajos desde la cárcel, donde permanecía represaliado por el franquismo.
Cervera recuerda, en este sentido, un cuadro al óleo en casa de Vañó de un personaje muy parecido a Roberto Alcázar. Se trataba de un autorretrato juvenil del propio dibujante.
Los restos de Eduardo Vañó fueron incinerados en el Hospital General de Valencia el pasado lunes, justo el mismo día en que falleció también José María Palop, otro creador de la época y autor del tebeo Bartolo, el rey de los vagos y Robinson Pérez, entre otros. Palop fue enterrado el martes en Enguera (Valencia).
Babelia
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