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Clinton ensaya el código de conducta ética que aplicará a su Gobierno en EE UU

Antonio Caño

En un gesto de gran simbolismo destinado a reconciliar al pueblo norteamericano con el Gobierno y a señalar la pauta de su Administración, el presidente electo, Bill Clinton, impuso ayer un código de ética a sus colaboradores en el equipo de transición, a los que se impedirá, durante un tiempo, realizar actividades privadas incompatibles con sus responsabilidades públicas. "Ha terminado la era en la que demasiada gente en Washington buscaba beneficios privados de su acceso al poder", dijo ayer en Little Rock, al anunciar las medidas, el director del equipo de transición demócrata, Warren Christopher.

Christopher declaró en una conferencia de prensa que el código de conducta que ayer entró en vigor pretende ser "un ejemplo de cómo Bill Clinton quiere gobernar", alejado de las influencias de los grupos de presión de Washington y de otros grupos de presión política. "Se trata de asegurar que ninguna persona saque rendimiento particular a su trabajo en el equipo de transición", añadió Christopher."Estas son las más duras reglas", según el director del equipo de Clinton, "que haya tenido que aceptar cualquier comité de transición en otros Gobiernos". "El pueblo norteamericano", afirmó Warren Christopher, "puede sentirse seguro de que esta será su transición y que será conducida en beneficio de sus intereses".

Todos los miembros del equipo de transición fueron obligados a asumir un compromiso de respetar tres reglas básicas:

- Durante el período de transición (hasta el 20 de enero) y en un plazo de seis meses después, los miembros del equipo tienen prohibido participar en ningún lobby.

- Quienes particpen en los trabajos de transición no podrán utilizar jamás la información no pública a la que accedan durante su labor para posterior beneficio privado.

- Los miembros del equipo de transición quedan descalificados para participar en cualquier tarea que entre en conflicto, o sugiera la posibilidad de conflicto, con sus intereses financieros personales, los de su familia, sus clientes o sus socios.

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Quienes transgredan estas normas se verán sujetos a futuras órdenes presidenciales para sancionar cualquier conducta impropia de un funcionario público. Este código de conducta es sólo un anticipo de otro mucho más duro, que se hará público en los próximos días, para regular el comportamiento de los futuros miembros del Gobierno. Está previsto que, para los ministros, el plazo de inhabilitación para participar en lobbys se amplíe hasta cinco años.

Con la promulgación de este, código, Bill Clinton quiere cumplir rápidamente con uno de los compromisos asumidos durante u campaña electoral y, al mismo tiempo, enviar un mensaje a Washington de que su Administración será menos vulnerable al poder de los lobbys de lo que tradicionalmente han sido los presidente de Estados Unidos.

Además de su significado simbólico, la imposición de normas de conducta ética para el equipo de transición tiene una gran importancia en sí misma, porque sus miembros tendrán acceso durante dos meses a información privilegiada que se cotiza a precio de oro en el mercado de 12 influencias y las presiones políticas.

Desde ahora hasta el 20 enero, un equipo de funcionario al servicio de la presidencia d Clinton se encargará de revisa los papeles de cada uno de Ios ministerios y oficinas pública del país para descubrir los lastres y los compromisos que heredar la Administración demócrata.

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