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Entrevista:

Janis Jannikos: "Pravda', más que un diario histórico, es la misma historia

Pravda le salvó de la muerte. Hoy, él le devuelve el favor. Janis Jannikos, el empresario griego de 69 años de edad que ha comprado el legendario Pravda moscovita, al que quiere convertir en un diario "independiente y democrático", confiesa que no podía aceptar su fin. "Pravda es un periódico importante, histórico, más aún, es la misma, historia. Grandes hombres han escrito en sus páginas, y las potencialidades del diario son enormes", explica en una entrevista exclusiva a EL PAÍS en Moscú.

La idea de hacer algo por Pravda se le ocurrió a Jannikos por primera vez cuando el periódico, órgano oficial del Partido Comunista de la URSS (PCUS), fue prohibido, en agosto del año pasado, después del fallido intento de golpe de Estado. El empresario griego sabía de las dificultades económicas por las que empezó a pasar Pravda debido a la desaparición del PCUS y la desintegración de la URSS. Y las primeras conversaciones las comenzó en enero-febrero de este año.Después de la perestroika, Jannikos, que en los años setenta había tenido muchos negocios con la URSS, trató de restablecer sus antiguos contactos. "Quería hacer algo inusual e importante, así es que examiné una serie de posibilidades. Viajé mucho, estuve en Arjánguelsk, en la región del Volga, en Siberia. Estudié la posibilidad de entrar en el negocio de la madera y en el hotelero", dice Jannikos.

Otras razones sentimentales

Nada se consiguió entonces. Y así llegó la segunda mitad de 1991. "Comprendí que habían abandonado el Pravda, que lo dejarían morir. Y esto era algo que no podía aceptar. Pravda es un periódico importante, histórico, más aún, es la misma historia. Grandes hombres han escrito en sus páginas, y las potencialidades del diario son enormes", explica Jannikos, que tenía, además, otras razones para desear salvar el Pravda.

"Tampoco quiero esconder mis lazos sentimentales con Pravda", añade. "Fue este periódico el que comenzó una campaña para que anularan la pena de muerte que pesaba sobre mí en Grecia. Después, esta campana la siguieron los soviéticos en la ONU. Así es que, en esencia, tengo una deuda de honor hacia Pravda ", cuenta Jannikos, un luchador antifascista que pasó 10 años en la cárcel.

En 1941, cuando los nazis entraron en Grecia, Jannikos, que a la sazón tenía 18 años, tomó las armas y comenzó a combatir en la resistencia. Y después siguió luchando contra los ingleses y el Gobierno griego promonárquico, hasta que en enero de 1945 la guerrilla y el Gobierno firmaron un alto el fuego y acordaron que los excombatientes del ELAS, el Ejército Popular de Liberación, se integrarían en el Ejército regular. "Pero en lugar de verme en un cuartel como soldado, me vi en la cárcel condenado a muerte. Hubo una serie de juicios en los queme sentenciaron 10 veces ala pena capital", recuerda Jannikos.

Fue en prisión donde comenzó a estudiar español, pero alcanzó a tomar clases sólo durante una semana. "Con 33 de mis compañeros, un día nos llevaron a fusilarnos, pero ejecutaron sólo a la mitad. A mí me trasladaron a la prisión de Corfú, la peor de Grecia, y así terminaron mis clases de español", dice sonriendo.

Fue también en prisión cuando vio por primera vez a la que más tarde se convertiría en su esposa. Eftikhia -que en griego significa Felicidad- fue a la cárcel a ver a su padre, un dirigente del partido comunista griego, y allí se conocieron.

"Era gente de mucho dinero, que lo perdió casi todo durante la etapa nazi en Grecia. El doctor Stasis Kanavos, el padre de mi esposa, era director de una clínica, dirigente del partido comunista, amigo de Fidel Castro y de otros líderes comunistas. Hace 34 años que estoy casado, y tenemos tres hijos y una hija", dice con orgullo.

Todos en la resistencia

Toda su familia participó en la lucha de la resistencia. Su padre murió de un ataque al corazón al leer en un periódico la falsa noticia de que Janis y Vasilis -su hermano, que también estaba condenado a muerte- habían sido ejecutados.

Ahora sus hijos colaboran estrechamente con él en su aventura rusa. Theodore es director de Pravda Internacional, la firma creada con la redacción de Pravda y Christos, profesor de la universidad norteamericana de Columbia, es asesor financiero.

Un editor de vida azarosa

"En el mismo momento que salí de la cárcel, en 1955, entré en el negocio editorial. He sido editor 37 años. Algunas veces he perdido, pero otras -las más-, he ganado", asegura el nuevo propietario de Pravda. Sus pérdidas han estado relacionadas principalmente con los bruscos cambios políticos. Durante la junta de los coroneles se quedó arruinado, tuvo que esconderse y trató de salir del país, sin éxito. Finalmente fue arrestado, ya al final de la dictadura, y volvió por unos meses a la cárcel.Después volvió a dedicarse a la edición de libros, principalmente soviéticos y de la historia de la Resistencia. "Soy el hombre que trajo los libros soviéticos a Grecia", dice. Pero el idilio con la URSS terminó a fines de los setenta, cuando le dejaron fuera de dos negocios que él había proyectado: la publicación de la Gran Enciclopedia Soviética y la edición del periódico Ethnos.

Jannikos niega rotundamente que el dinero con el que está salvando a Pravda sea del PCUS o de los comunistas griegos, como se ha especulado en la prensa rusa. "Es dinero griego y limpio. Un grupo de financieros me ha apoyado, así como algunos bancos. Nadie me ha utilizado, nunca y nadie lo está haciendo hoy. Soy un participante en el negocio y la financiación que he conseguido ha sido bajo mis condiciones", asegura. "Cuando un árbol es grande, los niños le tiran piedras". Con este refrán griego comenta las acusaciones que se le hacen.

Entre los proyectos a corto plazo de Janikkos figuran la creación de una agencia de distribución de periódicos -en Rusia todavía no existen y la prensa se distribuye a través del correo normal- y la compra de la mayoría de las acciones de una fábrica de papel.

En todo caso, ya tiene suficiente papel para publicar Pravda durante un año y medio.

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