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Reportaje:

Una oportunidad para la monarquía en Brasil

El 7 de septiembre de 1993 se celebrará un referéndum sobre la forma de Gobierno

La posibilidad de que Brasil se convierta en monarquía tras el plebiscito previsto por la Constitución para el 7 de septiembre de 1993 ha dejado de ser tomada a chirigota. Los monárquicos se organizan para ganar el plebiscito, pero están divididos en dos líneas de la familia Orleans Braganza, descendiente del emperador Pedro II. En este conflicto se mezclan cuestiones dinásticas y políticas.

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Revuelta en la familia imperial

Al principio parecía una broma cuando el diputado de la Asamblea Constituyente Antonio Cunha Bueno consiguió incluir en la nueva Constitución brasileña, promulgada el 5 de octubre de 1988, la disposición transitoria que obligará al electorado a decidir en un plebiscito sobre la forma de Gobierno, "república o monarquía constitucional", y también sobre el sistema de gobierno, "parlamentarismo o presidencialismo".La discusión sobre el sistema -presidencialista o parlamentario- ya está abierta, pero los monárquicos no se quedan atrás y han empezado con fuerza su campaña para llevar al trono a un heredero de Pedro II. El último emperador de Brasil salió junto con su familia hacia el exilio hace más de un siglo, el 17 de noviembre de 1889, dos días después de proclamarse la república.

El argumento central de los monárquicos es que la ya centenaria república no funcionó en Brasil. En anuncios aparecidos de forma esporádica en la prensa brasileña, con la firma del Movimiento Parlamentario Monárquico (MPM), se enumera como balance de un siglo de república: "Seis disoluciones del Congreso, tres presidentes impedidos de asumir, nueve Gobiernos autoritarios, dos largos periodos dictatoriales, 19 rebeliones militares, 12 estados de sitio" y un largo etcétera de calamidades y problemas políticos.

Como contraste de esta relación histórica, se presenta el ejemplo de las monarquías constitucionales, entre ellas España, y se dice que "como prueba la historia de esos países, la monarquía parlamentaria es el mejor seguro contra golpes, renuncias, corrupción, inestabilidad política y económica".

El tema ya no se toma a broma y los comentaristas políticos empiezan a dedicarle atención. En su despacho del Congreso en Brasilia, el diputado Cunha Bueno, del Partido Democrático Social (PDS), que, a pesar de este nombre, es un partido de derechas, asegura: "No soy monárquico por diletantismo, sino bajo la constatación de la realidad de que la república no ha funcionado desde hace 102 años. No merece la pena pelearse para que funcione. Han sido experiencias largas y duras. Yo quiero un Brasil diferente, donde no sólo cambien las personas, Sarney, Collor o Lula, porque todo va a seguir lo mismo. Quiero cambiar el sistema y la forma de gobierno". Además de artífice de la disposición transitoria para el plebiscito sobre la forma de gobierno, Curiha Bueno se ha convertido en punta de lanza del movímiento para la vuelta al trono de Brasil del heredero del emperador.

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Los monárquicos han iniciado la publicación de un boletín llamado Cara y Corona, equivalente a cara y cruz, que es una especie de portavoz para la candidatura de Pedro Gastón de Orleans y Braganza, de 78 años, como pretendiente al trono de Brasil. El descendiente del emperador Pedro II parece dispuesto a descender a la arena política.

El heredero

En una entrevista que publica el número de mayo de Cara y Corona, Pedro Gastón compara la sobriedad de la monarquía con el despilfarro de los presidentes brasileños: "La realidad del mundo muestra que la monarquía parlamentaria es mucho más austera que la república, pues cuesta mucho menos dinero. El ex presidente [José] Sarney estuvo en la Unión Soviética con dos Jumbos llenos de gente. Don Pedro II fue a Rusia con una comitiva de cuatro personas y todo pagado de su bolsillo. La pompa puede existir sin costar nada y hasta rendir dividendos con el turismo". Añade Pedro Gastón que un paseo en carroza de gala de la reina de Inglaterra cuesta menos que uno en reactor del presidente de la república y argumenta que el rey de Noruega andaba en tranvía cuando la crisis energética.Sobre el balance de la república dice Pedro Gastón: "Prometió ciencia, industria, progreso. Hoy atravesamos una recesión sin precedentes y hasta el cólera, erradicado del país en el imperio, resurge con toda fuerza. después de 100 años".

Para Pedro Gastón de Orleans y Braganza son argumentos en favor de la monarquía el ejemplo de Japón, "la mayor potencia tecnológica", con su monarca, y de España, donde el mérito de crecer y redimirse del atraso "en gran parte es debido a mi sobrino Juan Carlos (sobrino directo de mi mujer), que con su autoridad de jefe de Estado garantizó la estabilidad necesaria para el desarrollo del país".

Las encuestas dan en estos momentos a la monarquía un 13% de partidarios, pero la cifra ya fue más alta, un 22%, en enero de 1988. La volubilidad del electorado es capaz de producir vuelcos asombrosos. En las últimas municipales, en noviembre de 1988, un mono del zoológico de Río de Janeiro consiguió una votación considerable.

El 'alma popular'

Los monárquicos argumentan que en el alma popular existe en Brasil una tendencia innegable hacia la monarquía y sus símbolos. Esto lo demuestra la presencia constante en los medios de comunicación de calificativos como el rey Pelé, o el rey de la soja para aludir al empresario Olacyir de Moraes, o toda la simbología de los reyes del carnaval brasileño.

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