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Entrevista:

"Corto Maltés no morirá en la guerra civil"

Hugo Pratt no es fácil de localizar. Entre viaje y viaje, descansa y trabaja en su refugio de Suiza. Pero es un hombre fiel a sus raíces, y conserva la casa de su familia en Venecia, una ciudad que, a juicio del creador de Corto Maltés, se vendió hace años al turismo fácil. "Guardo muy buenos recuerdos de mi infancia en esa ciudad, sobre todo de mi abuela, una mujer obligada a renunciar a su religión judía que mantuvo siempre la esperanza de volver a su tierra, Toledo".Pregunta. ¿Qué conserva de esos antecedentes judíos?

Respuesta. Un cierto amor por el misterio, por la simbología. Mi abuela vivía en un ambiente cabalístico, donde se mezclaban desordenadamente la simbología, la cábala y la tradición. Ella, como sefardita que era, pensaba que tarde o temprano finalizaría la diáspora, que volvería a su casa de Toledo.

P. ¿De ahí proceden sus estrechas relaciones con España?

R. Mi familia siempre ha mantenido vínculos con España, políticos o de sangre. Cuando era niño, mi padre me llevó a Córdoba. Era una ciudad que tenía un alma. He vuelto ahí recientemente y he comprobado que ha perdido el misterio poético, se ha prostituido con el turismo.

Hugo Pratt se acostumbró a viajar desde muy temprana edad. Su padre, militar fascista, fue destinado a Abisinia. Después de la II II Guerra Mundial volvió a Italia y a los 19 años montó su propia revista. Salió mal y él abandonó papel y lápices e inició una corta experiencia de hombre de mar. Pero Pratt volvió a su primer amor. En 1949, un editor argentino le ofreció un buen contrato y Pratt se trasladó a Suramérica.

P. ¿Es cierto que en Argentina hizo de actor y cantante?

R. Sí, hice unas cuantas fotonovelas, pero siempre me tocaba el papel de malo. También llegué a cantar en los trenes que recorrían el país.

P. ¿Cómo recuerda su casi desconocida faceta de escritor?

R. Empecé a escribir novelas porque algunos amigos escritores me dijeron que hacer historietas era muy sencillo. Fue como una afrenta. He escrito cinco libros, todos basados en mis personajes de historieta excepto en Corto Maltés, y de cada uno de ellos he vendido de 5.000 a 6.000 ejemplares, más que mis amigos escritores. Dibujar historietas es mucho más difícil que escribir un libro.

Un mito

P. Corto Maltés se ha convertido en un verdadero mito dentro y fuera del campo de la historieta. Sus aventuras hablan de un personaje real, con una biografía detallada y una complejidad humana muy elaborada por su autor. Usted lo crea a sus 40 años. ¿Por qué tardó tanto en llegar a la creación de su serie estrella?

R. Corto Maltés llegó en el momento en que estaba preparado para hacer un personaje que era fruto de mi experiencia. Corto nació un año antes de la gran contestación juvenil, y coincidiendo con la muerte de Che Guevara, todo un mito. Algunos piensan que esos mismos jóvenes se identificaron con Corto al ser éste también un libertario.

P. Es evidente que su personaje es una especie de anarquista, pero nunca emite juicios de valor o pretende moralizar.

R. Corto sugiere, pero jamás moraliza. Es un hombre con un alma libre y noble. Y creo que eso es lo que le gusta a la gente.

P. Hace muchos años que usted anuncia una última historia de Corto Maltés en la que éste muere en la guerra española.

R. No, Corto Maltés no muere en la guerra civil, tan sólo desaparece. En un prólogo apócrifo que escribí en la primera historia de mi personaje, La batalla del mar salado, ya se decía que Corto murió loco en 1967, en Chile.

P. Pero, ¿está ya usted preparando esa historia?

R. En estos momentos estoy recogiendo documentación. Quiero iniciar ese álbum con algunas páginas sobre la tradición del cante en Andalucía, para pasar luego al personaje en la guerra civil, como miembro del batallón británico de las Brigadas Internacionales.

P. ¿Introducirá en esa historia personajes que existieron?

R. Exacto. Corto tendrá como compañero, por ejemplo, a Cornford, un poeta británico que murió en Córdoba. Cornford era un joven anarquista de 21 años que se dejó seducir por el partido comunista. Era bisnieto de Charles Darwin. También incluiré a Nathan, un oficial homosexual que cuando lanzaba a sus tropas al ataque, decía: "Adelante, muchachas".

P. La documentación le es básica.

R. Absolutamente. Incluso cuando hablo de mitos o leyendas.

P. ¿Qué tipo de libros utiliza para preparar sus historietas?

R. Suelo leer unos cuantos libros de ensayo sobre el tema que me interesa. Hay ocasiones en que para descubrir un detalle tengo que leer 50 libros. También la novela es importante en mi trabajo, sobre todo la de aventuras.

Medio inexplorado

Para Hugo Pratt la historieta es, "indudablemente un medio con futuro. "Para mí", dice, "la historieta es literatura dibujada, un medio perfecto para expresar ideas. En la historieta todavía está todo por hacer. Por otra parte, todavía no ha llegado el momento en que la prensa diaria se dé cuenta de que con la publicación de historietas en los periódicos se venderían más".P. En su estilo gráfico usted muestra una clara influencia de los clásicos norteamericanos...

R. Exacto. Mis maestros son Noel Sickles, Milton Caniff y Alex Toth, que también es un dibujante extraordinario. Pero yo he procurado llegar a un proceso de síntesis, limpiando líneas y desarrollando el estilo expresionista aplicado a la historieta.

P. El guión suele ser uno de los aspectos a los que el aficionado a la historieta suele dar menos importancia...

R. ¡Se equivocan! Para mí la historieta no es más que literatura dibujada. De ahí que siempre procure cuidar mucho los detalles de los personajes y sobre todo los diálogos.

P. Aunque Corto Maltés sea su personaje más importante, usted ha creado muchos más.

R. En los años cincuenta dibujé personajes muy hermosos como Sargento Kirk y Ernie Pike, con guiones de Héctor Oesterhel, un gran hombre a quien los militares argentinos asesinaron en 1976. Hay otras dos series a las que les tengo un gran cariño: Los escorpiones del desierto y Jesuita Joe.

P. Si no me equivoco, a pesar de ser usted italiano, su trabajo como historietista ha sido mucho más valorado en Francia.

R. El mismísimo François Mitterrand dijo en una ocasión que a él le hubiera gustado ser Corto Maltés. Hay que tener en cuenta que el mercado francés es, sin duda, uno de los más importantes de todo el mundo.

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