EE UU critica a Israel, pero le aumenta la ayuda
La ayuda militar y financiera de Estados Unidos a Israel sigue como antes e incluso ha aumentado. Además de los 3.000 millones de dólares anuales (en asistencia militar y económica), EE UU concedió a Israel cohetes Patriota por un valor de 700 millones de dólares.Por si fuera poco, Washington envía a los israelíes nuevos fondos, por importe de 42 millones de dólares, para financiar el desarrollo de los misiles antimisiles Arrow. Hay algo más: Estados Unidos transfirió a Israel importantes cantidades de petróleo, que provienen de las reservas estratégicas norteamericanas, por valor de 485 millones de dólares. Los 3.000 millones de dólares se han concedido de una sola vez.
Además, el secretario de Estado estadounidense, James Baker, confirmó un préstamo de 400 millones de dólares a Israel para la construcción de alojamientos para los inmigrantes rusos llegados a Israel.
Entre tanto, EE UU votaba por tercera vez contra Israel en el Consejo de Seguridad de la ONU, una vez confirmado el rechazo del primer ministro, Isaac Shamir, a recibir a una comisión de la ONU encargada de investigar sobre la matanza de 21 palestinos en Jerusalén.
Falta de confianza
La confianza no reina entre Washington y Jerusalén, pero se trata de un asunto que se remonta a 1989, cuando Shamir dio marcha atrás en su propio plan de paz avalado por Estados Unidos.
Después de su primera visita oficial a Washington, el nuevo ministro de Exteriores israelí, David Levy, se comprometió a que los inmigrantes rusos no serían alojados en casas construidas más allá de los territorios ocupados en 1967. La tinta de la firma no estaba seca cuando el Gabinete de Shamir avaló la declaración de Ariel Sharon de que millares de emigrantes rusos se alojarían en apartamentos construidos en Jerusalén este.
Bush y Baker se enfurecieron. Así las cosas, ocurrió el tiroteo de la explanada de las mezquitas. "La política de Shamir atrajo la atención del mundo, desviándola de la ocupación iraquí de Kuwait", declaró la Casa Blanca.
Estados Unidos no desea debilitar militarmente a un Israel factor de presión en el acorralamiento a Sadam Husein, y Bush tampoco se atreve a volver la espalda a la poderosa camarilla judía de EE UU y a sus amigos en el Congreso, en vísperas de las elecciones del 6 de noviembre para renovar la Cámara de Representantes y un tercio del Senado.
