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La correspondencia de Simone de Beauvoir provoca acusaciones de machismo

'El diario de guerra' y 'Cartas a Sartre' dividen a las intelectuales francesas

Una gran tormenta comienza a agitar el mundo intelectual femenino francés. Se trata ni más ni menos que de la posibilidad de que Simone de Beauvoir tuviera una actitud machista en sus relaciones amorosas con otras mujeres. El Diario de guerra y las Cartas a Sartre, de Simone de Beauvoir, recién publicados por Gallimard, han despertado tal sospecha.

Para Marlanna Alphant, de Libération, esos textos, hasta ahora inéditos, editados sin ninguna censura, dan la imagen de "una mujer machista y mezquina". Por el contrario, para Josyane Savigneau, de Le Monde, son la prueba de "un hermoso amor" y "un magnífico ejercicio de verdadera libertad".La correspondencia con Jean-Paul Sartre incluye 130 cartas escritas entre 1930 y 1963 al filósofo por la autora de El segundo sexo. Simone de Beauvoir le cuenta todo de un modo increíblemente minucioso y describe a Sartre lo que viste a cada instante, y se entretiene en particular con sus célebres turbantes, que Marianne Alphant califica de "emblema real y despótico".

En el Diario de guerra, Castor, nombre clave usado por la escritora feminista en su relación con Sartre, esvribe: "Voy a cumplir 32 años y me siento una mujer hecha, aunque no sé cuál. Ayer por la tarde hable con Sartre de un punto que me interesa particularmente: mi feminidad, la manera en la que soy y no soy de mi sexo".

Para la comentarista de Libération no cabe duda: cuando Simone de Beauvoir habla de personajes femeninos "los ve como un hombre, como el Otro". De Wanda, una de sus amantes de circunstancias, Simone (le Beauvoir escribe: "Es estupendo ver cómo hace mujer la habitación de Wanda, con sus cajas de belleza, la cama siempre deshecha". Tras una noche con Vedrine dice: "Al despertarme me siento como un gran hombre satisfecho. Eludo las caricias. Sólo pienso en mi desayuno y en mi trabajo".

De Sorokine, a la que califica de "personita encantadora" y también de "animal", Simone de Beauvoir cuenta: "Eran necesarios preliminares, pero yo no estaba de humor. La he cogido, he comenzado a acariciarla y, a los cinco minutos estábamos en la cama". Y luego: "Aunque llore porque me ve poco, será mejor para su vida tenerme un poco que. no tenerme en absoluto"."Con Sorokine, Vedrine, Olga", afirma Marianne Alphant, "el comportamiento de Castor es predador y machista. Habrá que leer el Segundo sexo a la luz de esta hostilidad crispada respecto a la mujer y el cuerpo de la otra mujer". En su opinión, las cartas y el diario de Simone de Beauvoir revelan su "deseo ambiguo de desempeñar siempre el papel de hombre", una "pas'ón por las putas y los burdeles".

La comentarista de Le Monde no lo ve así. Para Josyane Savigneau, estos textos prueban "el contrato de transparencia irmado por Sartre y Beauvoir, la complicidad, la inteligencia, todo lo que ha hecho de esta pareja de intelectuales la más legendaria del siglo, soldada por un amor indestructible".

Mona Ozouf, en Le Nouvel Observateur, también absuelve a Simone de Beauvoir de- lo que llama sus relaciones con Ias pequeñas ahogadas, amables y débiles", mujeres a las que asegura "la subsistencia con una liberalidad impecable a cambio de que ellas la ayuden a sentirse viva y fuerte". La comentarista del semanario proclama: "Continuaremos leyendo los libros donde ella ha consignado sus reglas de saber vivir. Sus secretos de buena mujer, lo que no es poco".

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