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Un estudio realizado por Greenpeace acusa a la térmica de Andorra de 'quemar' el bosque

Los bosques de la provincia de Teruel sufren un progresivo deterioro debido a las deposiciones ácidas procedentes de la central térmica de Andorra, según se desprende de un estudio de campo realizado entre 1988 y 1989 para la orgarnización ecologista Greenpeace por el biólogo Juan Luis Parejo, el naturalista José Luis Lagares y el departamento de Betánica de la universidad de Oulu, en Finlandia. El estudio se ha llevado a cabo siguiendo las directrices del reglamento N-3528/86 de la Comunidad Europea, relativo a la protección de los bosques contra la contamínación atmosférica.

Las muestras de ramas y de hojas analizadas en el laboratorio de la universidad de Oulu, han demostrado que el contenido de azufre en estas muestras supera en muchos casos el considerado corno normal por la CE, de unas 450 partes de azufre por millón (p.p.m.). Las áreas de bosque más afectadas por la defoliación la decoloración de las hojas se encuentran en el noreste y el sureste de la provincia, hacia la zona de Mosqueruela, San Agustín y Manzanera, aunque toda la provincia se halla afectada en una u otra medida. Los análisis de las ramas y hojas recogidas en la parte noreste, que está situada alrededor de la central térmica de Andorra, propiedad de la Empresa Nacional de Electricidad (Endesa), dan unos índices de entre 1.800 y 2.400 p.p.m. de contenido de azufre.

Especies afectadas

Según el estudio, se observa además que, la concentración de azufre es anormalmente alta en toda a región. Las especies vegetales más afectadas por las deposiciones ácidas son las coscojas, los enhebros, las sabinas y las encimas. En menor medida se encuentran dañadas todas las especies de pino de la zona. El estudio observa que las hojas que más daños tienen son precisamente las más jóvenes, lo que demuestra la gravedad de ese deterioro.También se ha comprobado un fuerte aumento de la sensibilidad de las hojas a los hongos foliares, así como la aparición de perforadores y minadores, tal vez favorecidos por fenómenos corrosivos del tipo de la lluvia ácida, dice el informe.

La térmica de Andorra entró en funcionamiento en 1981 y tiene una potencia de 1.050 megavatios. Esta central quema lignitos con un alto contenido de azufre (el 6,5%) y el lavadero instalado el pasado año apenas ha entrado en funcionamiento, según fuentes de Greenpeace.

Esta organización considera que la Administración esconde información sobre el fenómeno de la lluvia ácida en España. Fuentes autorizadas han repetido en ocasiones que este fenómeno apenas tiene incidencia en nuestro país, pero otras fuentes señalan que un 30% de los bosques españoles están seriamente dañados, entre otras causas, por la contaminación de óxidos de azufre y de nitrógeno procedentes de las térmicas, los vehículos a motor y de otras industrias contaminantes.

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