Petición fiscal de seis años de cárcel para un incinerador de droga por traficar con ella
El fiscal de la Audiencia de San Sebastián pidió ayer seis años de cárcel y dos millones de pesetas de multa para el empleado del horno incinerador de la residencia sanitaria de esta ciudad Enrique Martínez Gázquez, acusado de haber sustraído y devuelto al tráfico parte de la droga confiscada en la provincia en los últimos años.
Según la acusación, Enrique Martínez, de 50 años, se apropió de cantidades importantes de cocaína, hachís y heroína gracias a un sencillo dispositivo instalado en el interior del horno, que le permitía, ocasionalmente, desviar y salvar del fuego la droga arrojada desde la boca del incinerador.Se ignora la cantidad total de droga devuelta al tráfico mediante este ardid, pero, en todo caso, cabe considerar que las grandes partidas de cocaína y hachís intervenidas en Guipúzcoa fueron destruidas por orden judicial en el horno de la residencia donostiarra divididas en paquetes de medio o un kilo. El encargado de la quema de los residuos de la residencia donostiarra efectuó, presuntamente, las sustracciones discretamente, sin levantar la más mínima sospecha entre los policías y funcionarios del juzgado que asisten obligatoriamente a la destrucción de la droga incautada.
Ayer, durante el juicio, algunos de estos funcionarios recordaban que años atrás, durante las largas operaciones de quema de las toneladas de cocaína y de hachís, Enrique Martínez respondió a las típicas bromas maliciosas de los presentes con expresiones de profundo disgusto. "A mí esto de las drogas me pone malo, no me gusta un pelo", dijo en una ocasión cuando alguien bromeó, con la posibilidad de que la destrucción de la droga no fuera, efectivamente, total.
La policía empezó a sospechar del modesto empleado de la residencia sanitaria de San Sebastián tras constatar que parte de la droga requisada en la venta callejera era de características idénticas a las de las grandes partidas aprehendidas con anterioridad en la provincia, en acciones dirigidas contra las grandes redes de traficantes.
Descubrió que Enrique Martínez parecía vivir muy por encima de las posibilidades de su sueldo -70.000 pesetas mensuales, y tiene siete hijos- y que él y su mujer se habían hospedado en hoteles de cinco estrellas durante sus viajes a Sevilla y Madrid. En los meses siguientes, la policía descubrió hasta cuatro entrevistas entre el sospechoso y los presuntos traficantes José Ramón Alonso Calderón y Santiago Soria Rebollo. Para el primero, el fiscal solicita seis años de cárcel, y para el segundo, tres. José Ramón, heroinómano, y enfermo declarado de SIDA, negó ayer ante el tribunal haber traficado con la droga, y dijo que únicamente la utilizaba para su propio consumo. La policía considera que José Ramón, conocido como Charly, es el elemento más destacado de este grupo y el que más se lucró con la la droga.
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