La ciudadela de la paz

ENVIADA ESPECIALSanto Domingo, ubicado en un idílico paraje en las montañas del Cauca, se convirtió el viernes en la ciudadela de la paz. Sus habitantes son indígenas paeges y guerrilleros del M- 19 al mando de su jefe máximo, Carlos Pizarro León Gómez. A sólo 10 kilómetros, en Tagoeyó, está el Ejército, pero los guerrilleros no podrán bajar portando armas ni el Ejército podrá romper la paz de la ciudadela. El viernes viajaron hasta allí el ministro Raúl Orejuela Bueno, el consejero para la paz y sus tres asesores.

Al mediodía del viernes se estrecharon la mano el jefe de la cartera política, nombrado hace apenas un mes, y Pizarro, el abogado que hace 20 años se convirtió en guerrillero. "Me encanta conocerte", se dijeron mutuamente, y luego entraron en la capilla para hablar al lado de una inmensa pancarta con la imagen del libertador Simón Bolívar.La pintoresca iglesia de madera pintada de azul y rosa es lo único que queda del viejo Santo Domingo. En la violencia de los años cincuenta, el bandolero apodado El Capitán Tijera arrasó a fuego todos los poblados.

"Este no es un territorio liberado", dijo al país Carlos Pizarro, comandante del M-19; "aunque sea un espacio reducido de Colombia queremos crear un escenario donde todos podamos vivir la democracia, para que todos podamos ganar la democracia. Se haga lo maravilloso de lo pequeño. Tenemos la certeza de que si somos capaces de crear un embrión de convivencia y concertación, será más fácil tenerla como ejemplo y plasmarla en toda su realidad".

La ciudadela es algo parecido a la realización de una utopía. Está ubicada en un pequeño valle rodeado de montañas repletas de palmeras. Al valle lo atraviesa un cristalino río. Al lado de él montaron sus cartas entre cambuches. La alcaldesa de Santo Domingo es una guerrillera española nacida en La Mancha. Es capitana del M-19. "Al plantearse qué hacer en la vida, uno piensa que es hora de hacer algo por la comunidad. Así se le vaya a uno en eso la vida", dijo la Capitana Beti a EL PAÍS. Curiosamente, la enfermera de esta ciudadela también es española.

"Esto está muy bonito", dijo uno de los 1.000 habitantes de Santo Domingo. "Antes no teníamos nada, ahora tenemos escuela, puesto de salud, médico y enfermera. Ojalá esto dure y sea verdad que llegará la paz; la guerra no me gusta". Raúl segundo al mando del M-19, dijo el viernes que lo que se pretende es integrar a toda la comunidad para lograr un gran programa de desarrollo.

Etapa de transición

La delimitación de estas áreas de legitimidad, en las que permanecerá la comandancia del M- 19, es un paso más dentro de un proceso de paz que adelanta el Gobierno con este grupo insurgente. Tras 15 años de lucha armada el M- 19 entra en una etapa de transición previa a la desmovilización y el retorno a la vida civil. En una finca pintada de blanco y rojo permanecerá Pizarro mientras en Bogotá se adelanta el itinerario que llevará a una democracia plena. El día 1 de abril se instalará la mesa de trabajo. Tema principal: la guerra sucia y la democratización.El viernes fueron presentados en la ciudadela de la paz los 13 portavoces que tendrá el movimiento insurgente, entre ellos, una mujer, Adriana, una guerrillera de 27 años que lleva un largo tiempo en la lucha política y militar. También está entre estos "doce apóstoles", como ellos mismos se llaman, el hijo de Andrés Almarales, jefe político de la toma del palacio de Justicia en noviembre de 1985. El plazo que se fijó para poner fin a los debates de la mesa de trabajo es el 20 de julio de este año, día en que se inician los debates en el Congreso. Allí se llevarán todos los proyectos que salgan del debate.

"Desde aquí, en este punto de la bota caucana, el Gobierno ha querido comprometerse frente al país firmando este documento, que estamos seguros es un camino hacia la paz de los colombianos. Pese a que hay fuerzas interesadas en un fracasado". dijo el ministro del Gobierno Raúl Orejuela minutos antes de firmar la declaración del Cauca. Pizarro pese a reconocer que el enemigo principal de la paz son los grupos paramilitares se muestra también optimista y piensa que esta es la última oportunidad para la paz.