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Sectores laboristas y del Likud proponen un Gobierno de unidad nacional en Israel

Diversas voces de la coalición conservadora Likud y del Partido Laborista propusieron ayer la formación de un Gobierno de unidad nacional en Israel, basado únicamente en esas dos grandes formaciones políticas, ante las exageradas exigencias de los pequeños partidos de izquierda y de derecha, y de los religiosos, para integrar el Gabinete.

En la carrera hacia la presidencia del Gobierno, desatada tras las elecciones del pasado 1 de noviembre, que finalizaron con un virtual empate entre el Likud y los laboristas, el actual primer ministro Isaac Shamir parece tener algunas ventajas sobre Simón Peres. Pero las exigencias de los partidos religiosos para lograr un acuerdo con el Likud han hecho subir la tensión de Shamir. "Éste será probablemente primer ministro, pero antes tendrá una apoplejía", comentaba ayer un diputado del Likud.Entre los partidos religiosos, los ortodoxos del Shas (que han logrado 6 diputados en las elecciones) exigen decenas de millones de dólares suplementarios para sus instituciones religiosas y el derecho de veto sobre la designación del gran rabino del Ejército; el Mafdal (cinco diputados) amenaza suspender las negociaciones con el Likud por las promesas hechas por Shamir al Shas. Los ultranacionalistas del Tehiya (tres diputados), a la derecha del Likud, exigen que haya 200.000 colonos suplementarios en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza en los próximos cuatro años y el abandono del acuerdo de Camp David, sobre el que está basada la política exterior del Likud.

En el campo de los laboristas, que intentan formar un Gobierno encabezado por Peres, las conversaciones con los pequeños partidos no son más felices, aunque tienen un carácter menos desmedido. Ante esta situación, las propuestas de volver a un Gobierno de unidad nacional entre las grandes formaciones israelíes -el Likud logró 39 diputados en las elecciones y el Partido Laborista, 38- se basan en que éste liberaría al país de la amenaza teocrática que pende especialmente sobre la enseñanza, el Ejército y la vida cotidiana.

Sin duda, el concepto de una conferencia internacional de paz sobre Oriente Próximo -idea querida por Peres- estaría condenada por una alianza de éste con Shamir. Pero una opción de paz podría ser contemplada por un Gobierno surgido de ese acuerdo, en el momento oportuno, bajo presiones interiores e internacionales (intifada, aproximación de EE UU-URSS sobre Oriente Próximo, entre otras).

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