_
_
_
_
_
LA DERROTA DE UNA DICTADURA

Pinochet "acepta y respeta" su derrota en las urnas

El presidente chileno, Augusto Pinochet, anunció anoche que aceptaba y respetaba el veredicto mayoritario expresado el miércoles en el plebiscito. Pinochet, que vestía uniforme de jefe del Ejercito, dijo que! respetará y hará respetar el resultado. La oposición democrática chilena, por su parte, a través del portavoz del Comando por el No, el democristiano Patricio Aylwin, reiteró ayer su propuesta de "concordar con las fuerzas armadas los términos de un cambio político institucional", lo que implica una reforma de la Constitución de 1980. El resultado ofrecido ayer por el Gobierno fue del 54,68% de noes frente al 43,04% de síes.

Más información
Hoy, fiesta en Santiago por la democracia y la reconciliación
La victoria en La Victoria
Y ya cayó
El Gobierno español reforzará las relaciones "cuando llegue la democracia"

Después de la clara derrota en las urnas, los datos oficiales no difieren sustancialmente de los ofrecidos por la oposición, al Gabinete de Pinochet no le que daba otra alternativa que asumir su responsablidad por el desastre del miércoles y dimitir. Ayer por la mañana, los ministros presentaron su renuncia para que Pinochet tenga las manos libres para reconducir su gestión. Sin embargo, el general rechazó anoche la renuncia de su equipo de Gobierno. Un comunicado oficial informó que Pinochet reiteró "la total confianza" a todo su Gabinete por su "recto desempeño en el acto plebiscitario, que se ha desarrollado de forma limpia y transparente". El general, que puede permanecer todavía un año en la presidencia, se reunió ayer con los miembros de la Junta Militar.En la tarde de ayer circuló en Santiago el rumor sobre una eventual dimisión de Pinochet, lo que obligó al ministro de Defensa, vicealmirante Patricio Carvajal, a dar un rotundo mentís.

En todo el mundo, las reacciones al triunfo del no han sido de casi unánime satisfacción. Estados Unidos felicitó al pueblo chileno por la realización pacífica del plebiscito y el respeto al resultado. Por su parte, el ministro español de Asuntos Exteriores declaró ayer: "Cuando llegue la democracia, no cabe duda de que habrá un salto cualitativo en las relaciones diplomáticas y de todo tipo con Chile".

Pasa a la página 3

Más información en las páginas 2, 4 y 5

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Editorial en la página 12

El triunfo del 'no' abre grietas en el régimen chileno

Viene de la primera páginaLa Constitución de 1980 convierte a Chile en una especie de democracia vigilada. Pinochet sigue un año más en la Presidencia y podrá continuar en su puesto de comandante en jefe del Ejército hasta 1997, más el escaño de senador vitalicio por su condición de ex presidente. Esta permanencia de un año más al frente del Ejecutivo y al mando del Ejército hasta 1997 inspira desconfianza en la oposición.

Resulta difícil aventurar cuál será la reacción del general derrotado. Los actos de sabotaje en vísperas del plebiscito en forma de apagones, las insinuaciones del propio Pinochet de que andaban por las calles tipos armados con pasamontañas, el retraso en reconocer la derrota con una manipulación de resultados en las dos primeras apariciones públicas del portavoz oficial indican que todavía queda dentro del régimen un alto potencial desestabilizador.

No cabe duda, sin embargo, que tiene razón el dirigente democristiano Patricio Aylwin, cuando decía estos días, que "no es lo mismo un general victorioso que un general derrotado". Con la derrota, bastante estrepitosa, Pinochet va a tener dificultades en congregar en torno a su persona la fuerza suficiente para ejercer sus poderes dictatoriales.

El primer tránsfuga

Esto quedó claro en la madrugada de ayer. En ese mismo momento el bloque de apoyo al general empezó a mostrar grietas. Primero fue el presidente de Renovación a Nacional (RN) y ex ministro del Interior pinochetista, Sergio Onofre Jarpa. En un debate televisado con Aylwin, Jarpa fue Ia primera figura del sí que reconoció la derrota.

No bastaba el reconocimiento de la derrota por parte de Jarpa. Faltaba la declaración de derrota de algún representante del régimen. Ese papel le correspondió al comandante en jefe de la Fuerza Aérea, general Fernando Matthei, que, al reconocer el triunfo del no, dio la puntilla a la posibilidad de seguir con la manipulación de resultados.

La actitud de Matthei y el comportamiento ejemplar de las Fuerzas Armadas a lo largo de la jornada electoral, abren un resquicio a la esperanza. Sin embargo, la declaración del ministro del Interior, Sergio Fernández, que leyó dos cuartillas escritas a mano con aspecto de apresuramiento, dejaron marcada la cancha. Definieron el marco que pretenderá imponer en el futuro Pinochet. El ministro advirtió claramente la "decisión inquebrantable de cumplir y hacer cumplir la Constitución y la ley" como "única forma de garantizar la sana convivencia de los chilenos y la estabilidad del país".

En otro punto de la nota, leída por Fernández casi a las 3.00 de la madrugada de ayer (07.00 hora peninsular española), se afirma que "el desarrollo del país no puede detenerse por motivo alguno. La democracia que construimos tiene un lugar para todos los que creen verdaderamente: en ella. Esta es la hora de demostrar que sobre toda contingencia está Chile y sus valores permanentes". Se desprende claramente de la nota la firmeza en la afirmación de la Constitución de 1980 y en "la democracia que construímos". Frente a esta declaración, Aylwin, portavoz del Comando por el No, se pronunció por un acuerdo nacional'.

El dirigente democristiano Aylwin concretó su propuesta de " concordar con las Fuerzas Armadas los términos de un cambio político institucional, que se materialice, a la brevedad, en la realización de elecciones libres de Presidente de la República y de un Congreso íntegramente elegido por sufragio popular e investido de plenas facultades constituyentes".

Esta pretensión de los ganadores del plebiscito está en contradicción con la reafirmación hecha por el régimen. Se abre ahora una prueba de fuerza, para ver si realmente es posible redefinir los términos de la transición democrática en Chile con una reforma de la Constitución de 1980. En este intento de reforma de la Constitución a los ganadores del plebiscito parece haberles salido un aliado en el bando del sí. Un peso pesado de la política chilena como es Jarpa reconoció abiertamente el cambio del panorama político chileno: "Yo creo, que cuando una sociedad evoluciona, cuando las circustancias políticas cambian, habrá siempre la posibilidad de que la Constitución corresponda a la realidad del país y no que se transforme en un elemento ajeno a esa realidad".

La declaración de Jarpa deja abierta la puerta a la formación de un frente para la reforma constitucional que vaya más allá de las líneas marcadas entre el y el no en el pasado plebiscito.

Para dar un avance hacia la reforma constitucional, y proceder al desmantelamiento de la figura de Pinochet, se necesita la colaboración de las Fuerzas Armadas. No está claro todavía si en el interior de la institución el resultado del plebiscito abrirá un proceso de reflexión y rectificación hacia la reforma.

El democristiano Aylwin quiso también dejar claro que el no a Pinochet no significa un cambio radical. Aylwin quiso tranquilizar a los sectores económicos del país. "No queremos borrón y cuenta nueva, desconocer los aspectos positivos, queremos desarrollo y modernización. Queremos un país abierto a la exportación, respaldar la iniciativa privada, lo que no significa que el Estado no deba jugar un papel, especialemnte en política de educación y salud, en grandes líneamientos. Creemos también que hay que hacer rectificaciones ¡mportantes en materia de justicia social. No queremos ni la estatización, ni la colectivización", subrayó el político de oposición.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_