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Estar en Israel sin salir de Jordania

Tras la decisión del rey Hussein sobre Cisjordania, un millón de palestinos viven pendientes del embrollo legal de una nacionalidad no reconocida

Ángeles Espinosa

Tradicionalmente, los turistas que después de haber visitado Petra y Amman querían dirigirse a Jesusalén recibían una autorización del Ministerio del Interior jordano que les permitía desplazarse a la orilla occidental del reino hachemí de Jordania", en el bien entendido supuesto de que dicho territorio era una parte integrante del país a pesar de la ocupación israelí. La única condición era que dejaran de estampar su pasaporte con un sello israelí, prueba evidente del reconocimiento de la soberanía de este Estado.

Llegados a la frontera, el puente Allenby, entraban en Israel sin haber salido de Jordania Trece días después de la ruptura de lazos legales con Cisjordania por parte del Gobierno de Amman, la situación sigue siendo la misma.Aún más enrevesada, al me nos para los palestinos. Tras la decisión del rey Hussein, Cisjordania, la región situada en la orilla occidental del río Jordán ya no es Jordania, pero pese a que ondea la bandera israelí y la presencia militar del Ejército israelí, es evidente, tampoco es Israel. En medio de ese terrible embrollo legal de una nacionalidad no reconocida, cerca de un millón de palestinos se cuestionan el futuro.

Apenas promesas

Dotados de pasaportes jordanos -Israel nunca ha tenido el menor deseo de integrar a esa población y las peticiones de anexión exigen también la expulsión de los habitantes que desde generaciones atrás habitan ese territorio-, los palestinos de Cirjordania gozaban hasta el pasado 31 de julio de la nacionalidad jordana. Hoy, en medio de consideraciones políticas más o menos acertadas, apenas tienen en sus manos una promesa de que se les renovarán los pasaportes. Han dejado de ser jordanos.

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Si bien es cierto que los responsables palestinos no dudan de la palabra del monarca hachemí, también lo es que éste tiene ahora en sus manos el arma de negar pasaportes a aquellas personas que no le resulten gratas. ¿Va a facilitarles el Gobierno israelí un documento de apátridas?

La dificultad legal se incrementa cuando se considera que una buena parte de la población de Cisjordania ha nacido entre 1950, fecha en que fue anexionada a Jordania, y 1967, fecha de la ocupación israelí, y, por tanto, legalmente serían ciudadanos jordanos de pleno derecho. Imaginemos el caso altamente probable de un ciudadano, digamos, de Jericó, al que Jordania niega el pasaporte y que, como tampoco es israelí, sólo puede obtener un documento de viaje de las autoridades de Tel Aviv. ¿Cuál será la cara de estupor de un aduanero europeo que lea en el salvoconducto extendido por Israel "nacido en Jordania, nacionaldiad apátrida" y en la tarjeta de entrada al país correspondiente, palestino, como suelen escribir todos ellos en un acto de reafirmación?

Y en cuanto a los turistas y otros visitantes, ¿dónde habrán estado cuando vuelvan a Jordanla desde Jerusalén sin sellos de salida ni de entrada? Porque, eso sí, las autoridades israelíes, conscientes de los problemas que sus visados crean a sus portadores, tienen la precaución de ponerlos en un papel anejo.

Mientras se: solucionan estos asuntos, núles de palestinos asustados han emprendido viaje a Jordania para solucionar asuntos pendientes y renovar lo más rápidamente posible sus pasaportes ante el temor de este lado del puente Allenby. Según las autoridades israelíes, se ha producido un incremento del 30% en el número de palestinos que diariamente pasan a la orilla este. Para facilitar este tráfico se ha ampliado en cinco las horas habituales de apertura del puente. Pero, de momento, a su vuelta, todavía tendrán que oír la voz del oficial israelí que al llegar a su tierra les saluda con un "Bienvenidos a Israel".

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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