Fraude laboral
Cuando España sufre todo tipo de irregularidades sociolaborales como:-Trabajadores sin alta en Seguridad Social, sufriendo merma en sus derechos laborales y económicos.
-Falsos parados realizando trabajos por cuenta ajena o propia.
-Falta de medidas de seguridad e higiene en el trabajo.
-Empresas clandestinas realizando actividades no declaradas y manteniendo a sus trabajadores en condiciones laborales y humanas asimilables a las existentes en la Edad Media.
-Empresarios que incumplen las normas sociales, estableciendo una competencia desleal respecto de sus compañeros que sí las cumplen.
-Trabajo ilegal de menores de 16 años. Etcétera, etcétera.
El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, a través de la Dirección General de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, teniendo ante sí un medio, sino fulminante, sí muy eficaz para intentar combatir las antedichas irregularidades, esto es, el Cuerpo de Controladores Laborales (nivel mínimo de diplomado universitario), se dedica a menospreciarlo, recortarle competencias e intentar convertirlo en un cuerpo de portamaletas, correveidiles y gregarios del Cuerpo Superior de Inspectores de Trabajo y Seguridad Social.
Esta reconversión ni mucho menos está basada en requerimientos sociales, ni en incompetencia del colectivo, que ha demostrado sobradamente su eficacia, sino en consejos provinientes de sectores anquilosados de la Administración que anteponen sus temores e intereses personales al bienestar y a la justicia social.
Creo que esta carta no va a servir para nada, empero desde este medio de comunicación social quiero rogar a los responsables del Ministerio de Trabajo que escuchen a los controladores laborales (hecho que hasta ahora no se ha producido) y que descarten un poco los consejos que hasta el momento han marcado la línea de actuación del ministerio, ya que no responden a los momentos actuales.
El Senado, a través de los grupos PSOE, CDS e IU, lo entendió en el sentido reflejado en este escrito y trató, mediante el proyecto de Ley 8/1988, de dotar al colectivo de controladores de las competencias que lógica y legalmente les corresponde, pero al llegar al Congreso de Diputados actuó, de nuevo, rodillo corporativista, destruyendo lo votado en la Cámara alta. Todavía están a tiempo de salvar el error, mediante el reglamento de la Ley 8/ 1988, háganlo porque lo bueno no es reconocer los errores, sino evitar su comisión cuando se tiene facultad y posibilidad para hacerlo.-
