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La reforma china, en la "etapa crucial"

Una serie de miniconflictos se vienen sucediendo en la República Popular China a lo largo de este año, que los líderes del partido comunista (PCCh), que ayer festejó su 67º aniversario, definen como el de la "etapa crucial" de la reforma en curso. El poder, sin embargo, conserva la iniciativa y hasta ahora ha evitado que el tema clave de descontento, el aumento de precios de productos de primera necesidad, se traduzca en causa de agitación social, aunque ha sido necesario que el propio líder de la reforma, el anciano Deng Xiaoping, saliese últimamente en varias ocasiones de su semirretiro para explicar su necesidad.

Otros conflictos, tales como las reivindicaciones de autonomía en el Tíbet y de democracia por parte de los estudiantes, parecen haberse desinflado.Las declaraciones del Dalai Lama (jefe espiritual de los tibetanos, actualmente en el exilio) a principios de mes, en las que renunciaba a sus exigencias separatistas, podrían ser el primer paso para una apertura de negociaciones con los dirigentes de Pekín. En el mes de marzo, los enfrentamientos entre separatistas y fuerzas del orden en Lhasa, la capital tibetana, se habían saldado con ocho muertos.

Protesta estudiantil

La agitación estudiantil ha sido igualmente desactivada tras el fracaso de la manifestación convocada el 8 de junio en la plaza de Dienanmen, en el corazón de Pekín, y la proximidad de las vacaciones estivales.Otros temas menos espinosos se levantan esporádicamente y pueden ser resueltos con un mínimo de magnanimidad en el trato con la plebe.

Así, por ejemplo, los estudiantes de una minoría étnica que el día 15 se manifestaron en Urümqi (capital de la región autónoma de Xinjiang) pedían que no se les obligase a compartir los dormitorios de los campus universitarios con sus condiscipulos de etnia jan (o chinos propiamente dichos).

A los campesinos que el día 21 trataron de impedir la descarga de aguas contaminadas en sus tierras, el poder prometió una compensación... de 110 toneladas de arroz. La lucha contra el agua contaminada de los campesinos del distrito de Fengshan, a 80 kilómetros al suroeste de Pekín, se saldó con cinco interpelaciones, según un portavoz de la alcaldía donde ocurrieron los hechos. Según medios de Prensa China, que ayer sacaron a relucir por primera vez hechos que datan del día 21, "varios centenares" de lugareños trataron de impedir la descarga de una reserva de agua contaminada en sus campos de cultivo.

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El China Daily, diario en lengua inglesa, afirma que la represión fue llevada a cabo "por policías sin armas" y desmiente las versiones de algunos medios occidentales, que hablaban de tres muertos entre los manifestantes.

"La descarga era imprescindible porque la saturación de la reserva durante la época de lluvias ponía en peligro la vida y las propiedades del distrito de Fengshan y de las aldeas circundantes", escribe China Daily, que anuncia igualmente "la distribución de agua potable y de 110 toneladas de arroz" entre los 4.000 campesinos que se consideran afectados por las operaciones de una planta petroquímica local.

Los reformistas, en forma

Los sectores reformistas del Partido Comunista de China parecen estar en condiciones de seguir conduciendo el destino del país mientras los factores de descontento permanezcan segmentados y no logren ser instrumentados por el sector conservador.Lo que más preocupa al partido comunista es la erosión de su imagen en la opinión pública por los casos de sobornos y transgresiones del derecho que cotidianamente registra la Prensa.

En los editoriales del primero de julio, donde se conmemoraba la gesta de un puñado de iluminados que en 1921 se juraron la edificación del comunismo en la nación más poblada del globo, se llama a "hincar en las memorias la misión de los militantes", a quienes se les pide "moralidad, nivel, cultura y disciplina".

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