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El Ejércitó israelí no encontró palestinos en Líbano

Las tropas israelíes empezaron ayer a retirarse del sur de Líbano y, según el ministro de Defensa de Israel, Isaac Rabin, la retirada habrá concluido en 48 horas. Unos 500 soldados israelíes penetraron ayer al mediodía en la localidad shií de Maldun (a 94 kilómetros al sur de Beirut), en el valle de la Bekaa, y arrasaron el pueblo tras una dura batalla con milicianos del movimiento shií Amal y del grupo integrista proiraní Hezbolá. Israel admitió que tres de sus soldados habían muerto, junto a 40 guerrilleros shiíes. A excepción de este incidente, el Tsahal se vio sorprendido por la huida anticipada de los palestinos contra los que se dirigía la operación.

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Amal y Hezbolá, unidos

"Los objetivos han sido logrados", afirman los responsables militares israelíes. Estos objetivos eran limpiar el terreno desde el que partieron los recientes ataques contra Israel, hacer comprender a los habitantes de la zona que el Ejército israelí "conoce y puede actuar contra todos aquellos que cooperan con los terroristas, incluso más allá de la zona de seguridad, y, por último, una acción disuasiva; el Tsahal puede y piensa reaccionar contra toda actividad terrorista cuando quiere y cuando decide hacerlo".El primer objetivo no ha sido plenamente conseguido. Parece ser que antes de la entrada de las tropas israelíes, apoyadas por vehículos blindados, todos los palestinos ya habían huido. Una situación que se produjo en todas partes, lo que explica que durante las primeras 24 horas de la incursión no se produjeran combates de ningún tipo.

El caricaturista Zeev, del periódico Haaretz, representó la operación israelí como una excavadora avanzando por entre altas hierbas mientras que los zorros-terroristas escapan a toda velocidad muy por delante del pesado vehículo.

Ha habido, sin embargo, una excepción, la localidad de Maidun, ocupada enteramente por los miembros del movimiento fundamentalista shií Hezbolá y también de Amal. Unos 500 soldados israelíes han debido tomar el pueblo casa por casa, en combates encarnizados. Las cifras de bajas en ambos bandos varían, si bien los shiíes aseguran que el Tsahal ha sufrido varias bajas. Amal admite tres muertos entre sus filas, y Hezbolá, 10 fallecidos, mientras que el mando militar israelí dijo ayer noche que tres de sus soldados habían fallecido en la operación junto a 40 guerrilleros shiíes.

Aparte de esta batalla, en el resto del territorio invadido por Israel, el segundo objetivo, el mensaje a los lugareños, en su mayoría drusos que no albergan excesivas simpatías por la OLP, era claro en cuanto al riesgo que corren si apoyan a la guerrilla palestina. Sin embargo, el diario popular y nacionalista de Jerusalén Maariv se pregunta: ¿que harán los habitantes de esta zona cuando el Ejército israelí se haya ido y palestinos armados les pidan su ayuda enarbolando en una mano un puñado de dólares? Según el general David Admon, al mando de la unidad de comunicaciones de esta operación, "la población local es pasiva, no opone resistencia a nadie".

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La culpa, a la Prensa

La mayor parte de los observadores israelíes se muestran escépticos sobre el éxito del tercer objetivo de la invasión: mostrar la fuerza del Tsahal y disuadir a los terroristas y sus colaboradores locales de emprender acciones contra Israel.Sin ninguna duda, los sirios no han intervenido, y los palestinos escaparon a tiempo. En Jerusalén se acusa de nuevo a la Prensa extranjera, en este caso, de haber saboteado la operación. La cadena de televisión norteamericana NBC, que dio la primicia de la invasión, habría obtenido la información "demasiado pronto" de un corresponsal militar israelí que acompañaba a las tropas, por lo que falló el efecto sorpresa a causa de... la NBC. Algunos ministros han pedido ya que se abra una investigación.

"Israel ha hecho entender a los sirios que su presencia militar en Líbano no nos va a impedir actuar contra los terroristas", escribe el editorialistas de Maariv, y también ha explicado a los palestinos enrolados en la intifada (levantamiento) que podemos actuar sobre dos frentes simultáneamente".

Para el Ejército, esta operación sí que ha tenido algo de positivo. Después de haber limpiado la región durante dos días, un paracaidista comentaba: "Nuestra moral ha vuelto. Después de haber pasado tanto tiempo en los territorios [ocupados], donde éramos insultados constantemente y humillados por la población y por los jóvenes lanzadores de piedras, hemos encontrado de nuevo nuestro orgullo de paracaidistas. Por fin volvemos a hacer aquello para lo que estábamos entrenados".

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