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EL VOLCÁN CENTROAMERICANO

Danli, a solo 25 kilómetros, de Nicaragua

Tropas norteamericanas realizan maniobras en el departamento hondureño de El Paraíso

Tropas de Estados Unidos de la 82º División Aerotransportada de Fort Bragg (Tejas), la misma unidad que intervino en 1985 en la invasión de la isla caribeña de Granada, iniciaron el domingo maniobras en el departamento hondureño de El Paraíso, a tan sólo 25 kilómetros de la frontera con Nicaragua. Nadie podría imaginarse que en medio de un páramo perdido, sin señales de ninguna clase que lo indiquen, podrían aterrizar los Hércules C-130, en una minúscula pista de tierra.Sólo la enorme polvareda y los helicópteros uno de los cuales se estrelló ayer, al parecer debido a un fallo mecánico, hiriendo a los nueve soldados norteamericanos que iban a bordo- que sobrevuelan la zona denotan la presencia de las tropas estadounidenses, que el jueves y viernes de la semana pasada llegaron a Honduras y el domingo iniciaron sus ejercicios militares cerca de Danlí, a pocos kilómetros de la frontera con Nicaragua.

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En las proximidades de la pista de aterrizaje un sargento hondureño es el único vestigio de fuerzas nacionales. El joven, de cabeza rapada y orejas considerables, impide el paso a los curiosos y explica que "no pueden pasar. Son órdenes de los americanos". Se sonríe algo avergonzado el sargento, como sorprendido en falta, cuando se le pregunta si es Estados Unidos quien manda en Honduras.

La aparición, a bordo de un jeep, del teniente coronel Rich Rinaldo, oficial de prensa del Comando Sur con sede en Panamá, sirve de ábrete sésamo a un grupo de periodistas desplazados desde Tegucigalpa con la intención de palpar de cerca el clima de guerra, pero que sólo consiguieron ver llenos ojos y pulmones del polvo que levantaban los aviones al aterrizar sobre una pista de tierra construida en unas maniobras de 1984 y que fue ampliada el año pasado.

Explica Rinaldo que el ejercicio "es el más realista, porque los soldados no recibieron notificación de adonde se dirigían. Estas maniobras prueban que podemos ir a cualquier lado, en cualquier momento y rápidamente".

Según los datos que facilitan los oficiales de prensa de Estados Unidos, participan en el ejercicio, a "un tiro de piedra" de la frontera con Nicaragua 700 soldados norteamericanos y 300 hondureños.

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De los hondureños no se divisa ni rastro y los oficiales norteamericanos sonríen, entre embarazados y divertidos, cuando se les pregunta por los hondureños. "Para ser honesto no te puedo decir dónde están. Deben -estar en sus posiciones. Vamos a hacer un ejercicio combinado, pero vamos a ver cómo hacemos esa combinación".

El mayor (comandante) Ned Inniss, de 35 años, oficial de información que se presenta con la cara pintada y traje de campaña, explica que la regla de no acercarse hasta 20 millas (32 kilómetros) de la frontera con Nicaragua "ha quedado sin efecto", pero asegura que "nuestra única consideración es no poner las tropas de Estados Unidos en peligro. Las maniobras están diseñadas para prestar apoyo al Gobierno hondureño. En ningún momento, nuestros soldados estarán en peligro, es una misión puramente de entrenamiento". El oficial declara: "Nos sentimos bien mostrándoles a los sandinistas lo que podemos. Es nuestra misión y nuestra meta en la vida. Somos soldados norteamericanos y estamos siempre listos para obedecer las órdenes que nos den, no las discutimos. Desempeñamos nuestra misión y lo hacemos tan bien como podernos".

"Mensaje no beligerante"

Para Inriss, las maniobras "no contienen un mensaje beligerante sino sólo se trata de hacerle ver al observador casual que tenemos la capacidad de traer gente hasta ¡aquí en número y fuerza considerable". A preguntas de este periódico, el mayor declaró que participó en la invasión de Granada, pero llegó "cuando todo estaba terminado". A la pregunta, de si estaría listo para ir a Nicaragua, respondió el oficial que "eso serían especulaciones, pero, si recibimos la orden, claro que estaríamos listos".Entre los soldados que participan en el ejercicio de Las Lomas abundan los negros y no se advierte la presencia de hispanos. El cabo primero Robert Turner Junior, de 24 años, es cocinero y dice: "No tengo miedo. Yo sólo soy cocinero". Piensa Turner que está en Honduras por "alguna cosa que tiene que ver con los contras, que están jodiendo en la frontera". A la pregunta de si no serán los sandinistas, Turner responde: "Ah, sí". Otro cabo de Tejas, que no quiere dar su nombre, reconoce que. tiene mucho miedo, "te entrenan un año para combate y aquí estamos. Es asombroso. Yo creo que ha llegado el momento para una nueva guerra. La I Guerra Mundial, la II Guerra Mundial, Corea, Vietnam, y ahora yo estoy aquí, en Honduras". El cabo explica que "no nos han dicho nada de la situación. No nos dijeron adonde ibamos, hasta que no estábamos en el avión".

A la hora del rancho dos sargentos están tumbados rodeados por cinco niños hondureños de los que tres van descalzos. Los niños miran ansiosos la comida que toman los norteamericanos. Uno de los sargentos antes de comerse toda su "hamburguesa con salsa barbacoa" deja un trozo para que lo compartan los cinco niños hondureños.

Ron Farnsworth, un sargento de Wisconsin, de 24 años, comenta que "me joden las protestas en casa contra este envío de tropas. ¿Acaso parecemos nosotros matones sanguinarios?. Estamos aquí sólo en un ejercicio. Si alguno nos dice que nos vayamos de aquí para hacer tal cosa, lo hacemos, es nuestro trabajo". El sargento Michael Sanderford, de 26 años, participó en la invasión de Granada y quita importancia a las maniobras, "es lo de siempre. No sabíamos qué pasaba y nos trajeron, pero hay una gran diferencia ahora. Tu sabes que cuando te dan munición de verdad la cosa va en serio". El sargento confía en tener algo de tiempo "para tomar el sol".

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