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LA CASA BLANCA, DERROTADA

Ortega, ofrece a Washington "relaciones respetuosas"

Antonio Caño

ANTONIO CAÑO ENVIADO ESPECIALPletórico por el triunfo de su política de presión diplomática sobre la Administración de Ronald Reagan, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, manifestó ayer que la negativa del Congreso norteamericana a conceder nueva ayuda a la contra debería servir pan que su país y Estados Unidos establezcan relaciones respetuosas y resuelvan los problemas de seguridad pendientes. Pero advirtió que con la decisión de la Cámara de Representantes no se acaba la guerra ni la movilización militar en Nicaragua, y alentó a la población para "no bajar la guardia en la lucha contra el terrorismo de las fuerzas mercenarias".

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superar.Daniel Ortega compareció ayer ante los periodistas después de una reunión con los otros ocho comandantes de la dirección del Frente Sandinista en la que fue analizado el resultado de la votación en el Congreso, que ha sido considerado aquí como "un hecho de trascendencia histórica". El presidente fue muy prudente al explicar los posibles efectos de ese voto, pero tendió, al mismo tiempo, una mano al Gobierno de Estados Unidos y a la contra."La guerra está presente y no ha sido erradicada a pesar del voto del Congreso", dijo Ortega. "Y mientras la guerra continúe", añadió, "todos los nicaragüenses deberemos mantenernos masiva y permanentemente movilizados en la defensa militar de la revolución para alcanzar la derrota total de las fuerzas mercenarias". "Éste es el momento de fortalecer la unidad nacional para defender nuestros intereses y esto significa rechazar la política intervencionista y cerrar filas alrededor de la defensa militar y económica de la revolución", agregó.

Voto de esperanza

Ortega consideró, no obstante, que la votación del Congreso era .un voto de esperanza" que "debería facilitar la apertura de relaciones respetuosas entre Estados Unidos y Nicaragua". "Nuestras diferencias", recalcó, "son diferencias que pueden ser superadas, nuestros problemas son problemas que pueden ser resueltos".

El líder sandinista afirmó que si la conclusión que el presidente Ronald Reagan saca de la votación en el Congreso es la de acabar con su política de guerra, debería aceptar un diálogo directo con Nicaragua para tratar asuntos de seguridad mutua". "Pero difícilmente se va a dar esemilagro de convertir a Reagan en un hombre de paz", añadió.

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Ortega invitó a los nicaragúenses a unirse en defensa de los intereses nacionales y también a "los nicaragúenses que están en la contrarrevolución" a que "aprovechen la oportunidad de paz que les ofrece el acuerdo de los presidentes centroamericanos y acaten un cese el fuego inmediato". A cambio, Ortega garantizó que "les serán respetados sus derechos políticos si quieren quedarse en el país o se les facilitará la radicación en otro país si así lo desean".

Daniel Ortega insistió en que el voto del Congreso "debería contribuir a que el plan de paz de Esquipulas 2 sea una realidad" y pidió a Estados Unidos que "de la oportunidad a los gobiernos centroamericanos de cumplir con los acuerdos". Según su opinión, ni El Salvador ni Honduras han respetado el plan de paz porque siguen prestando sus territorios para atacar a Nicaragua y no respetan los derechos humanos.

Ortega se ciñó a Esquipulas 2 para sobre el futuro de Nicaragua después de la votación en el Congreso norteamericano. Sin hacer precisiones, dijo que la reducción de la ayuda militar a los sandinistas y la disminución del potencial del Ejército nicaragúense están contemplados en el marco de los acuerdos de paz.

Asimismo, afirmó que, en cuanto a aspectos políticos, no se puede pedir nada más a Nicaragua, porque "ha cumplido con Esquipulas 2". "Estamos construyendo una democracia plena, integral, total, pero no ocultamos los efectos que la guerra tiene en el plano social, no ocultamos que la economía nicaragüense se encuentra seriamente afectada, pero el pueblo está dispuesto a seguir sufriendo privaciones en defensa de sus intereses", señaló Ortega.

Antes de que se conociese el resultado del debate en la Cámara, el comandante Tomás Borge, ministro del Interior, declaró la revolución sandinista seguirá viviendo fuese cual fuese la decisión de los congresistas.

Brindis con soda y ron

A. C. Las campanadas insistentes de La Voz de Nicaragua anuncian la gran noticia. La voz incrédula del locutor la transmite a todo el país: "lo han rechazado, lo han rechazado, Reagan ha sido derrotado". Los miembros de una familia de clase media de Managua saltan de sus asientos y chocan sus vasos llenos de ron con soda. En la puerta de la embajada de EE UU, un centenar de norteamericanos que duermen allí desde hace días, improvisan una pequeña fiesta. A las diez de la noche, poco después de conocerese el resultado de la votación en el Congreso, el resto de la ciudad permanece en silencio.El primer recuerdo del periodista de la radio en este momento es para "los compañeros, que desde las montañas, calladamente pero con firmeza, están defendiendo nuestra soberanía". Después entrevista, al embajador de Nicaragua en Washington, Carlos Tunnermann, quien se suma al brindis "por el triunfo de nuestro pueblo, gracias al cual ahora tenemos más posibilidades de alcanzar la paz que tanto queremos". El mensaje es escuchado a través de miles de transistores. No hay muestras de entusiasmo desbordado. A la mañana siguiente la preocupación volverá a ser la escasez y la costosa búsqueda de alimentos.

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