Lázaro Carreter: "La literatura no se destruye,se transforma"
"Los elementos literarios no se destruyen, se transforman", explicó Fernando Lázaro Carreter en una conferencia sobre La prosa modernista pronunciada el jueves por la noche en el Instituto Internacional de Madrid.En una intervención centrada en Valle-Inclán, el académico de la Española explicó que "el modernismo sigue latiendo hoy en páginas que nos seducen", y rastros de la tradición de la que surge se pueden detectar en obras de Miró, Gómez de la Serna, Moreno Villa, García Lorca y Alberti, entre otros. "Si Rubén Darío cambia la poesía en España", dijo Lázaro Carreter, "Valle-Inclán determina el futuro de la prosa".
Lázaro distinguió dos posibles grandes tradiciones de la literatura española, como son la que da nacimiento al realismo -El lazarillo de Tormes, Cervantes-, y la tradición de la prosa de arte, en la que el artista se luce, que da pie por ejemplo a la novela pastoril.
Lázaro Carreter recordó las ácidas críticas que obtuvo Valle-Inclán de Leopoldo Alas, Clarín, al publicar sus primeras obras, pues el crítico ovetense estimaba nociva la influencia afrancesaba que se desprendía de esas obras. Valle le dio la razón y fue trabajando una línea más personal que culminó en las Sonatas y en Tirano Banderas, que a juicio de Lázaro, y en contra de los muchos que piensan que se encuentra en las Sonatas, es la cima del lenguaje modernista.
El académico detalló el entusiasmo del modernismo por el adjetivo viejo y similares, una tendencia que se explica por el distanciamiento que proporciona y en consecuencia la posibilidad de idealización, de transformación. "El lenguaje cronológico favorece la aparición de un lenguaje artístico". Ascendientes directos de Valle-Inclán son Eça de Queiroz, D'Annunzio y Barbey D'Aurevilly, creador de un conde tradicionalista, atleta sexual a quien se le muere una amante tras una noche de éxtasis. Es claro el antecedente del Marqués de Bradomín.
En el modernismo impera el adjetivo, esto es, el ornato y la ornamentación, hasta el punto de que hay quien aspira a una novela escrita con sólo adjetivos.
Babelia
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