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El Papa critica las presiones sobre los países pobres para que paguen su deuda externa

Francesc Valls

El Papa defendió ayer en Nueva Orleans la línea de pastoral económica de los obispos norteamericanos y criticó las presiones a que se ven sometidos los países pobres para el pago de su deuda exterior. Después de dos jornadas en las que las amenazas contra la familia en las sociedades avanzadas han ocupado de forma primordial los párrafos de sus mensajes, el Pontífice se pronunció ayer, en la ciudad más importante de Luisiana, a favor de una mayor justicia social y respaldó a los negros en su lucha por los derechos civiles.

Juan Pablo Il dijo que "el amor no implica que las demandas objetivas de justicia que la gente legítimamente busca sean ignoradas". Los países en vía de desarrollo, según el Papa, cada vez se hallan en una situación más difícil, y por diferentes motivos encuentran problemas para devolver los préstamos contraídos. "La justicia ciega no puede solucionar este problema de una manera ética que promocione el bien humano para todas las partes", aseguró Juan Pablo II. El Papa añadió que esta preocupación se ha plasmado en documentos como Justicia económica para todos, publicado por la Conferencia Nacional de Obispos Norteamericanos el año pasado.Esta aproximación al episcopado de EE UU, considerado uno de los más avanzados dentro de la Iglesia católica, ha satisfecho a los sectores progresistas cristianos, que habían expresado cierto malestar por los mensajes papales de días anteriores, tal como sucediera en Miami con la referencia de Juan Pablo II a temas de moral sexual. En esta línea de conciliación, el Papa apoyó las reivindicaciones de la población negra, que cuenta con un solo obispo titular de diócesis. Ayer, el Pontífice coincidió con él en el acto celebrado en el estadio Luisiana Superdome. El obispo negro Joseph Howze, tras unos cánticos gospel protagonizados por los asistentes al acto, insistieron en la lacra del racismo, al que calificó de mayor perjuicio para el pleno desarrollo de la presencia negra en la Iglesia católica. Howze volvió a pedir pleno apoyo de la totalidad de la Iglesia norteamericana para conseguir la igualdad.

Aunque el obispo negro se ha mostrado en posiciones duras frente a la intransigencia al reconocimiento de los derechos de su etnia, el Papa fue más allá en su mensaje. Juan Pablo II denunció que esa comunidad sufre "en desproporcionada magnitud las privaciones económicas". El Pontífice se definió a favor de la lucha por la igualdad civil, siempre de forma pacífica, y tuvo especial recuerdo para Martin Luther King, cuyo papel calificó de providencial.

La denuncia papal se completó con una homilía en la misa celebrada por la noche en Nueva Orleans, en la que abordó el tema de la deuda externa y de la opción preferencial, aunque no excluyente, por los pobres. En ese desarrollo de principios éticos cristianos, Juan Pablo II estableció paralelismos entre lo personal y lo social. Y volvió a surgir el tema de la familia.

El Pontífice repitió parte del mensaje avanzado el día anterior en el estadio de rugby de los Gallos de Pelea, de la universidad de Carolina del Sur. Durante la celebración de ese acto ecuménico tomaron la palabra dirigentes de una docena de confesiones cristianas. En el corazón del protestantismo -en Carolina del Sur, sólo un 2% de la población se declara católica-, Juan Pablo II hizo un fuerte alegato a favor de la unidad de la familia.

El Papa atribuyó los problemas por los que atraviesa la sociedad a "una falsa noción de libertad individual en nuestra cultura".

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El Pontífice aseguró que sería trágico para la humanidad que Estados Unidos perdiera la noción de "la noble palabra libertad", y criticó la visión moderna, según él, de emancipación, que amenaza a las familias separando a los maridos de sus esposas.

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