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TRIBUNALES

Los lores británicos rechazan la pretensión de un padre de impedir un aborto

La Cámara de los Lores -la última instancia de apelación de la justicia británica- rechazó la apelación de un joven en uno de los casos más conflictivos de la historia judicial británica: los derechos de un padre sobre un hijo no nacido cuando la madre desea abortar.

El padre, de quien sólo se sabe que es un estudiante de Oxford de 23 años, había perdido la batalla legal ante dos tribunales, el de primera instancia y el de apelación.

Su esperanza estribaba en que los law lords (los lores de la ley), que actúan en este país como el Tribunal Supremo de justicia, rechazaran las decisiones de los tribunales Inferiores y prohibieran a la madre, una estudiante de 21 años, también de Oxford y cuyo nombre tampoco ha sido revelado, la práctica de un aborto previsto para mañana jueves,

El caso saltó a la primera página de los periódicos el lunes, cuando la juez Rose Heilbron, perteneciente a la sección que entiende de los casos de familia en los tribunales británicos de primera instancia, hizo historia al negarse a la pretensión del padre de que prohibiese el aborto que quería la mujer a la que había dejado embarazada.

Derecho al aborto

Los abogados del padre basaban su argumentación en una ley de 1921 sobre la protección de los niños, según la cual constituye un crimen matar a un feto "capaz de nacer vivo", y que el feto en cuestión, de 18 semanas, podría nacer vivo. En el Reino Unido, la ley del aborto, que se remonta a la década de los sesenta, permite que se termine el embarazo con el dictamen de dos médicos y siempre que el feto tenga menos de 24 semanas.La juez Heilbron, que decidió mantener el nombre de la pareja de padres en secreto para "no aumentar su sufrimiento", falló que el feto carecía de personalidad legal para iniciar una acción judicial por medio de una tercera persona, en este caso el padre.

Para la juez Heilbron, la cuestión jurídica principal era dilucidar si un feto de 18 semanas puede nacer vivo para, en este caso, poder aplicar la ley de protección a la infancia. Sin embargo, declaró su señoría, de acuerdo con las pruebas aportadas es imposible establecer con certeza si provocar un aborto con un feto de 18 semanas equivale a terminar con la vida de un niño. "A mi juicio", manifestó la juez en la sentencia, "no existe una base suficiente para poder afirmar que se puede producir un crimen".

La juez Heilbron, de 73 años y casada con un médico, dejó muy claro en sus conclusiones que no había. tratado de juzgar el aborto en sí, "tema que incluye consideraciones psicológicas, morales y religiosas". "Esas consideraciones no son de mi incumbencia. Yo sólo me limito a interpretar la ley", añadió.

La controversia se inició inmediatamente después de conocerse la sentencia del tribunal de apelación el pasado lunes.

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