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El presidente de Togo abre hoy en Lomé la 'cumbre' franco-africana

Lluís Bassets

Gnasingbe Eyadema, presidente y dictador de Togo, empezó a recibir ayer a los representantes de 42 países del continente africano en la convocatoria anual que reúne desde 1973 al presidente francés y a su primer ministro con los mandatarios de sus antiguas colonias y de otros países que se han ido añadiendo a la cumbre.

Hace un mes y medio, la guardia presidencial recibió a unos huéspedes menos amistosos: los hombres armados dirigidos presumiblemente por familiares del presidente Sylvanus Olimpio, asesinado y derrocado en 1963. Eyadema, en el poder desde 1967, era entonces uno de los oficiales que derrocaron al jefe del Estado. Más de un centenar de paracaidistas y algunos aviones franceses garantizaron en esta última ocasión, por orden del presidente de la República, François Mitterrand, la continuidad en el poder del ya veterano dictador.

Sólo siete países africanos están ausentes en la cumbre de Lomé, capital de Togo: África del Sur, Libia, Etiopía, Kenia, Uganda, Malaui y Ghana. Sólo entre 10 y 12 jefes de Estado tienen prevista la participación en esta reunión, que no tiene orden del día, pero sí temario asegurado: la guerra del Chad, el apartheid, la deuda y el subdesarrollo.

Variopintos personajes

La delegación francesa, sin embargo, es nutrida y variopinta, reflejo de la cohabitación entre el presidente socialista y su primer ministro, el conservador Jacques Chirac. Destacan en ella algunos personajes. Por ejemplo, Jacques Foccard, el antiguo consejero para temas africanos de Charles De Gaulle y de Georges Pompidou, recuperado ahora del olvido político por Chirac. Aunque anterior a la diplomacia de los diamantes africana, desarrollada por Giscard d'Estaing, el protagonismo de Foccard revela un gusto renovado por la vieja política gaullista en África, moteada de sombras y embrollos. Pero también destaca otra figura, la de Jean-Christophe Mitterrand, recientemente nombrado consejero del presidente, su padre, para Asuntos Africanos. Y todavía otra, la del dentista Guy Penne, antecesor del joven Jean-Christophe en esta cartera oficiosa del Gabinete presidencial, destituido por sus implicaciones, como mínimo en grado de despiste, en el caso Challier-Nucci.Precisamente el proceso contra Yves Challier, jefe de gabinete del anterior ministro de la Cooperación, Christian Nucci (cartera clave en la relación con las antiguas colonias), gira en torno a una empresa, Carrefour du Developpement, creada para financiar la cumbre franco-africana de 1984, celebrada en Burundi.

Por lo que se sabe hasta ahora, Challier y Nucci hicieron un uso no muy ortodoxo y legal de los fondos de esta empresa, el primero financiando gastos de sus amigos, y el segundo financiando su campaña electoral y su promoción política en su circunscripción. Toda esta peripecia delictiva se produjo cuando Guy Penne era va consejero de Mitterrand para África.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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