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Chirac logra mayoría absoluta para su programa de gobierno

Soledad Gallego-Díaz

El primer ministro francés, Jacques Chirac, obtuvo en la madrugada de ayer el voto de confianza de la Asamblea Nacional, por 292 votos a favor (tres más que la mayoría absoluta) y 285 en contra. Los diputados de su partido, la Asamblea Para la República (RPR), y de la coalición centrista Unión para la Democracia Francesa (UDF), así como los independientes de derecha, se unieron tras el programa de gobierno presentado poco antes por Chirac, centrado en la liberalización de la economía y en la represión de la delincuencia y el terrorismo.

La votación se prolongó hasta las cuatro de la madrugada para dar tiempo a que intervinieran todos los portavoces de los grupos parlamentarios. El Partido Socialista, que se ha convertido en la principal fuerza de oposición, explicó que no piensa cohabitar con el centro-derecha y que llevará a cabo una política de oposición responsable. Tanto el primer secretario del PS, Lionel Jospin, como el ex ministro del Interior, Pierre Joxe, afirmaron que los socialistas vigilarán para que nadie recorte los poderes del presidente de la República, François Mitterrand, y para que se respete estrictamente la Constitución. El programa del nuevo Gobierno fue objeto de duras críticas: "No habéis cambiado", dijo Jospin, "sois la misma derecha pura y dura de antes".Las intervenciones más esperadas eran las de Jean Marie Le Pen, líder del partido ultraderechista Frente Nacional, presente por primera vez en el Parlamento, y la de Valéry Giscard d'Estaing, que actuó como portavoz de la UDF. Le Pen, que votó en contra de Jacques Chirac, explicó que el Gobierno no le inspira confianza y arremetió especialmente contra los planes para volver al sistema electoral mayoritario por simple decreto-ley. El dirigente del FN, que es consciente de que su partido pudo entrar en la Asamblea gracias al sistema proporcional, quiere que el cambio se debata en el Parlamento, con la esperanza de que se fugue algún diputadó del RPR o de la UDF. Sus protestas caerán en el vacío porque Chirac ha anunciado ya que ése será uno de sus primeros decretos-ley, con el acuerdo de Mitterrand.

El ex presidente Giscard d'Estaing defendió la devaluación del franco y las líneas generales del programa gubernamental, pero advirtió a Chirac que tiene poco tiempo para ponerlo en práctica, dos años o incluso menos si se adelantan las elecciones presidenciales. Giscard, que ha quedado completamente descolgado en el nuevo Gobierno y que tuvo que retirarse como candidato a la presidencia de la Asamblea, utilizó un tono moderado, insistiendo repetidas veces en la unión de la nueva mayoría.

Otro voto muy esperado era el del ex primer ministro Raymond Barre, que se declara contrario a la cohabitación y que hubiera preferido que el centro-derecha se negara a gobernar mientras que Mitterrand no dimitiera. Barre votó (por delegación, ya que no estaba presente en la Cámara) a favor de Chirac, aunque explicó posteriormente que ese voto positivo no debe interpretarse como luz verde a la "actual experiencia institucional", sino simplemente como un reflejo de su deseo de no provocar estallidos.

El nuevo primer ministro considera que el respaldo del Parlamento, que no estaba obligado a solicitar, le ha investido con la legitimidad popular, y que a partir de ahora tiene todas las armas en la mano para poner en práctica rápidamente su programa político. Chirac tiene, sin duda, más poder que ningún otro primer ministro en la historia de la V República, pero deberá echar permanentemente un pulso con el presidente Mitterrand, que, por el momento, parece decidido a soplar aire frío y caliente de forma alternativa. El presidente, por ejemplo, se ha negado ya a firmar algunos decretos-ley relativos a los derechos de los trabajadores en la empresa.

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