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Moscú elogia el acuerdo de 1955

Pilar Bonet

Estados Unidos y las potencias occidentales quisieron, al finalizar la II Guerra Mundial, convertir a Austria en un Estado dividido, cuya parte occidental fuera un "eslabón de enlace" de la OTAN entre la República Federal de Alemania e Italia, según un artículo aparecido el martes en el diario Pravda con motivo del 30º aniversario de la firma del Tratado de Estado austriaco. Este documento (Staatsvertrag) constituye la base política del actual Estado alpino, cuya independencia e integridad en las fronteras de 1938 están ligadas a la neutralidad política y la limitación militar.En la posguerra, el entonces ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, Molotov, insistía en que el Tratado de Estado debía incluir una cláusula en la que constara la "responsabilidad" de Austria por su participación en la guerra junto a Alemania. Hoy Austria es considerada como la "primera víctima" de la Alemania hitleriana, y Pravda afirma que las potencias occidentales temían que la neutralidad de Austria fuera "un mal ejemplo" para la RFA, al reforzar la resistencia existente en aquel país ante la integración en la OTAN.

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El modelo austriaco goza de una excelente prensa y reputación en la URSS, y, en esta línea, Pravda elogiaba la "sabiduría" política de los dirigentes austriacos, al tiempo que ensalzaba la neutralidad del país. Según la tesis soviética, ésta ha permitido que Viena participara activamente y con gran autoridad y prestigio en la política internacional con una actitud en favor de la paz.

Comentaristas políticos de distinto signo ideológico coinciden en afirmar que la neutralidad fue la mejor solución para que Austria -a diferencia del Estado alemán anterior a la guerra- continuara existiendo, íntegro e independiente, tras la conflagración. Algunos medios subrayan, sin embargo, que la neutralidad austriaca fue más una "necesidad" que una "vocación" en las condiciones dadas, cuando las tropas soviéticas ocupaban la parte occidental del país, y los aliados occidentales, el este del mismo.

La existencia de un Estado neutral en Centroeuropa rompe la línea de continuidad de los países de la OTAN, y este hecho es más importante para la URSS que la permanencia del Ejército Rojo en la parte oriental austriaca, donde la población es especialmente anticomunista.

Austria goza de excelentes relaciones políticas y económicas con la URSS, país del que recibe el 90% de su energía, sobre todo, gas. Austria fue el primer Estado occidental que firmó un contrato de importación de gas soviético, en 1968, lo que permitió a Moscú vender gas a otros países europeos a través del territorio austriaco. El volumen comercial fue de 1.000 millones de dólares en 1984, y Austria es el cuarto exportador occidental a la URSS. Una nueva ley sobre la transferencia de tecnología, aprobada en los últimos meses, trata de poner fin a las fugas de alta tecnología occidental a los países del Este utilizando filiales en territorio austriaco. Éste es un tema que preocupa especialmente en Washington, cuyas listas negras de empresas que violan las normas norteamericanas sobre ventas de alta tecnología al Este solían contener en los últimos años empresas austriacas.

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La neutralidad política tiene un precio militar. Hoy día, Austria es el país menos armado de la Europa continental (menos del 3% del presupuesto en armamento). A diferencia de Finlandia, Austria no posee armas de fabricación soviética en su contingente limitado. En lo que a defensa se refiere, el Tratado de Estado obliga a confiar en que nadie va a tener motivos para atacar a la pacífica Austria. De no ser así, el bucólico país, que no puede usar cohetes antiaéreos ni armamento nuclear, sólo tendría, en opinión de un experto, "oportunidad de defenderse contra un enemigo que llegara en tanques y que se limitara en el uso de sus posibilidades".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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