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Desaparece el pensador político Carl Schmitt

Los nazis se inspiraron en ideas de quien se definió como 'un aventurero intelectual'

Carl Schmitt, conocido filósofo y teórico político, falleció el pasado día 7 de abril en su pueblo natal, Plettenberg, en Westfalia, Alemania Occidental, según trascendió este fin de semana. Había nacido el 11 de julio de 1888, hijo de un comerciante católico. Fue antiguo alumno de Max Weber y pensador próximo, durante un tiempo, de Ernst Jünger. De 1921 a 1945 fue profesor de Derecho Constitucional, y pronto adquirió una reputación muy sólida. Sus ideas inspiraron a los nazis, si bien su teoría del partisano suscitó el interés de la extrema izquierda. En 1945, declaró ser "un aventurero intelectual".

Durante la República de Weimar, que precedió la subida del nacionalsocialismo, se hizo notar por la agudeza de su pensamiento en el análisis de la realidad política, que se adelantaba a los acontecimientos, y por su muy radical definición del político como encarnación directa del derecho en la decisión política. En el primer tomo de su Politischen Theológie (Teología política) escribió en 1922: "Soberano es quien decide sobre el estado de emergencia". Para él, la pasión intelectual de comprender era sinónimo de decidir.

Con el nuevo régimen

En 1933 se adhirió al nuevo régimen representado por Adolf Hitler. Un año antes había escrito sobre sus peligros. Schmitt deseaba, según todos los indicios, ser el ideólogo del nuevo orden. En el extranjero adquiere entonces la reputación de ser el ideólogo del nuevo régimen, pero paradójicamente en Alemania apenas se le tolera. De 1936 a 1945, desarrolla su teoría de los "grandes espacios" -en la que se inspiran los nazis para hablar del "espacio vital"-, extrapolación de las doctrinas de Monroe.

Enemigo del liberalismo occidental a la par que del bolchevismo, hace sin embargo la exégesis de la figura del partisano. "El teórico sólo puede indicar cómo fueron los conceptos y designar las cosas por su nombre". Estas teorías le merecen el interés de parte de la extrema izquierda, a la vez que el apoyo, igualmente voluntarista, de los nostálgicos del III Reich.

Dueño de una erudición famosa, Schmitt no construyó una doctrina. Sin cesar interrogó y llevó una forma de búsqueda de lo absoluto, pero en el terreno de la naturaleza de lo político. Para él lo político es la verdadera filosofía.

Con su pensamiento, Schmitt procuró salir de la dialéctica entre positivismo y normativismo, y rehuir el dilema entre materialismo y espiritualismo. Según su pensamiento, la solución a este conflicto no está en los intereses del hombre, ni en algún oportuno tercer término, sino en la decisión política, en cada tiempo y lugar. Todo terreno en el que se produzcan experiencias es conflictivo, y por lo tanto político.

Según el profesor André Doremus en Le Monde, Schmitt deja tras de sí la reformulación de la tesis homo homini lupus en la pregunta: ¿Qué es lo que hace que la humanidad se divida en dos campos criminales el uno para el otro?.

Obras de Carl Schmitt publicadas en España son Teoría de la Constitución, con prólogo del académico y catedrático de derecho constitucional Francisco Ayala, y epílogo del presidente del Tribunal Constitucional Manuel García Pelayo, y La dictadura, ambas en Alianza Editorial.

Otras obras suyas son El estado y el valor del individuo (1914); Teología política (1922); Tratado de derecho constitucional (1928); Legalidad y legitimidad (1932); Donoso Cortes (1950); Unidad del mundo (1952); Estructura histórica del conflicto actual entre el Este y el Oeste (1953); y Teología política, II (1970).

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