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Ingmar Bergman, condecorado con la Legión de Honor francesa

Soledad Gallego-Díaz

Ingmar Bergman fue condecorado esta semana por el presidente de la República francesa, François Mitterrand, con la Orden de la Legión de Honor. La ocasión era perfecta, porque el director sueco triunfa estos días en París con una versión de El rey Lear, de Shakespeare, que se representa en un teatro nacional, y con su última película, Después del ensayo, que supone su vuelta, algo peculiar, al cine.Los responsables del teatro Odéon temían que El rey Lear en sueco y sin traducción simultánea despertara pocos entusiasmos. No ha sido así. El público llena todos los días la amplia sala y sigue en un silencio reverente un diálogo que no comprende, pero que conserva toda su fuerza.

El Küng Lear, interpretado por un actor clásico de Bergman, Jarl Kulle, y por una joven actriz, Lena Olin -en el papel de Cordelia-, que trabaja también en la película, es una adaptación preparada para el Teatro Nacional de Estocolmo por el director sueco y por la escenógrafa Gunilla Palinstierna-Weiss, viuda del dramaturgo Peter Weiss, autor de Marat-Sade.

El montaje se apoya exclusivamente en el vestuario de los actores y en las paredes y en el suelo del escenario, de color rojo y negro. No hay decorados ni muebles. "La simplicidad fue nuestro lema", explica Gunilla Palinstierna. "Los actores no abandonan el escenario durante toda la representación. El rojo y el negro representan la sangre, la vida y el fascismo. El rey Lear es, sobre todo, una obra sobre el poder y la opresión".

Los actores que no intervienen en determinadas escenas se acuestan en el suelo o se aplastan contra las paredes, pero permanecen siempre ahí, dispuestos a reanimarse para proseguir su papel o para interpretar repentinamente otro, o incluso para convertirse en objetos, sillas o mesas utilizados por los otros personajes. En total, más de 40 personas que nunca salen del campo de visión del espectador, sin por ello distraer la atención del drama que se desarrolla en las tablas.

"Es sorprendente comprobar cómo uno se habitúa a ver hombres sentados sobre otros hombres", explicaba la escenógrafa en una reciente entrevista. "Para mí eso es algo terrorífico, pero demuestra la facilidad con la que uno acepta abandonar sus derechos cuando está delante de un poder fuerte".

Extraña película

El éxito del Küng Lear es comparable al de Después del ensayo, la película que dirigió Bergman el año pasado pese a que había prometido, al acabar el rodaje de Fanny y Alexandre, no volver a colocarse detrás de una cámara de cine.Después del ensayo es una extraña película. Primero por su corta duración (una hora y 12 minutos) y después porque constituye prácticamente una obra de teatro a propósito de la creación teatral. Tres de los actores favoritos de Bergman (Erland Josephson, Ingrid Thulin y Lena Olin) interpretan para el cine una pieza de tres actos en los que un director de teatro se enfrenta, tras el ensayo, con la protagonista, hija de su antigua amante, hoy día una mujer alcohólica y enloquecida.

Bergman explica en esta película, realizada para la televisión sueca, su concepción del papel que debe jugar un director teatral. Considerado como un auténtico genio por su capacidad para profundizar en los personajes y en la sensibilidad femenina, Ingmar Bergman se define, a través de Josephson, como un "gestionario de emociones", un cirujano al que no se pide que sea amable, sino eficaz y objetivo; un director que no pretende ser impulsivo ni espontáneo ni indulgente.

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