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Los sindicatos británicos pedirán que Thatcher favorezca la negociación con los mineros

El congreso sindical británico pedirá en el curso de esta semana al Gobierno conservador de Margaret Thatcher que intervenga ante la Empresa Nacional del Carbón para que reanude las negociaciones con el sindicato minero destinadas a poner fin a la huelga, que ha entrado en su noveno mes.Las perspectivas de que las dos partes lleguen a un acuerdo sobre uno de los conflictos más enconados de la historia laboral británica son remotas, dada la intransigencia mostrada por las dos partes.

El Trade Union Congress (TUC) pretende entrevistarse con el ministro de Energía, Peter Walker, el único representante del ala moderada de los conservadores en el Gobierno, y, si es preciso, con la primera ministra Margaret Thatcher, para pedirles que presionen a la Empresa Nacional del Carbón para que inicie de nuevo conversaciones con el sindicato minero. Todas las conversaciones entre las dos partes han fracasado hasta ahora en torno al mismo punto: la empresa desea cerrar los pozos no rentables -20, con despidos de 20.000 mineros-, mientras que el sindicato se opone a un planteamiento establecido sólo sobre base económica.

El congreso sindical se encuentra en la desagradable postura de tener que apoyar la causa de los mineros desautorizando al mismo tiempo la violencia de los piquetes. Para hacer su postura más incómoda, los tribunales han ordenado el secuestro de los fondos del sindicato minero, con lo que el congreso sindical no puede hacer donaciones si no quiere incurrir en desacato. Es como caminar por el filo de la navaja.

Una petición del presidente del sindicato minero, Arthur Scargill, y apoyada por miembros de la izquierda laborista, para que el TUC pidiera a sus afiliados la celebración de una huelga general en apoyo de los mineros ha sido totalmente descartada por la dirección del movimiento sindical. Lo más que ha conseguido Scargill ha sido una promesa de ayuda para que los sindicatos de transportes presionen a sus miembros con el fin de conseguir que no se traslade carbón a las centrales térmicas.

Durante el pasado fin de semana, dirigentes sindicalistas de Bélgica, Holanda y la República Federal de Alemania prometieron a sus colegas británicos que redoblarían sus esfuerzos para conseguir que el nivel de las exportaciones de carbón europeas al Reino Unido, canalizadas a través de Rotterdam, no sobrepasaran los niveles de antes del comienzo de la huelga. Pero el sindicato minero desconfía de esas promesas y recuerda que los sindicatos europeos llevan haciendo las mismas promesas desde el pasado marzo.

En la actualidad, dos tercios de los 180.000 afiliados al sindicato minero siguen en huelga y unos 60.000 han regresado al trabajo.

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