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Destrucción en Siberia

Un asteroide suficientemente grande que chocara con la Tierra desprendería mucha más energía que un ataque nuclear y arrojaría tantos elementos contaminantes a la atmósfera que llevaría a la extinción de las especies de igual forma que un invierno nuclear provocado por bombas atómicas. Y sabemos que, recientemente, han caído asteroides en el planeta y que volverán a caer.En la mañana del 30 de junio de 1908, por ejemplo, un pequeño asteroide o cometa atravesó los cielos sobre el río Tunguska, en una región remota de Siberia. Al desintegrarse en la atmósfera desprendió una energía explosiva equivalente a una bomba de hidrógeno de 12 megatones, 1.000 veces la potencia de la bomba que destruyó Hiroshima. Decenas de kilómetros cuadrados de bosque quedaron arrasados y la explosión se oyó a 800 kilómetros de distancia.

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La amenaza del cielo

Eugene Shoemaker, geólogo y experto en colisiones de asteroides, ha calculado que las posibilidades de que ocurra algo similar en los próximos 75 años son de entre el 12% y el 40%, dato con el que están de acuerdo otros científicos.

Hace unos 25.000 años, un asteroide que se considera que no tenía más de 91 metros de diámetro hizo en Arizona un cráter de más de 800 metros.

En los últimos 20 años, la fotografía a gran altura ha revelado los contornos de docenas de otros cráteres en todo el mundo. Sudbury Basin, en Ontario, y Vredefort Dome, en Suráfrica, se encuentran entre los cráteres de mayor tamaño, y ambos tienen un diámetro de más de 120 kilómetros.

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