El editor de Truman Capote recopila material para la edición de una novela póstuma del autor
Joseph M. Madox, editor del novelista Truman Capote, está recopilando todo el material dejado por el escritor, que falleció el pasado 25 de agosto, para ver si es posible editar una novela. En el momento de su muerte, Capote, estaba escribiendo Answered prayers, una novela comenzada en 1972, de la que había publicado algunos capítulos en la revista Esquire. Capote legó toda su fortuna, valorada en 600.000 dólares (unos 100 millones de pesetas) a John Paul Dunphy, su compañero de vida durante muchos años, con la previsión de crear un premio literario.
El novelista norteamericano no había entregado a su editor ninguna parte del manuscrito de su libro en los últimos cinco o seis años, antes de su muerte el mes pasado, según informó el periódico The New York Times. "Lo que tengo en mis archivos son aproximadamente 250 folios que estoy enviando a su agente literario", afirmó Joseph M. Fox, editor de Capote en la editorial Random House. "Él está recopilando cada apunte al que le pueda echar mano, luego él y yo los revisaremos para ver si se trata del texto parcial de un libro que a Truman le hubiera agradado que se publique", concluyó.El autor de A sangre fría venía reuniendo material para su novela Answered prayers, que él consideraba sería su mejor obra. Las últimas horas previas al sueño que precedió su muerte, las dedicó, según explicó su amiga Joanne Carson, en cuya casa se encontraba Capote en el momento de morir, a escribir las últimas líneas de la novela que tanto había preparado. Según Joanne Carson, Capote le pidió prestada una pluma porque sentía la imperiosa necesidad de concluir aquella noche su novela. Objetivo que al parecer no cumplió.
Premio Truman Capote
El novelista norteamericano Truman Capote, fallecido a finales de agosto por causas todavía desconocidas, legó toda su fortuna, estimada en 600.000 dólares (unos 100 millones de pesetas), al que fue su compañero de vida durante muchos años, John Paul Dunphy.Cuando muera Dunphy, los fondos deberán ser destinados a establecer uno o varios premios anuales para galardonar la excelencia en crítica literaria, según indica el testamento, revelado hoy en un tribunal de Nueva York.
La decisión de publicar, póstumamente una obra concluída o inconclusa, será decidida por sus herederos. Y los herederos (especialmente desde el punto de vista de los críticos literarios) están dando su aprobación con demasiada frecuencia, algunas veces en contra de los deseos del autor.
Los críticos han acusado en muchas oportunidades a los editores de buscar el beneficio del último dólar de derechos de autor, con escritos que el fallecido escritor no hubiera permitido Jamás que se publiquen.
A pesar de que los motivos económicos no pueden dejar de ser tomados en cuenta en la decisión de publicar póstumamente, no siempre pueden resumirse en la palabra "dinero", los únicos motivos. A veces los beneficios que ha obtenido el público han sido tan amplios como la herencia que ha dejado el autor al mundo. Es el caso de Max Brod, quien ignoró el deseo de Franz Kafka de destruir sus manuscritos inéditos, o cuando Sonia Orwell dejó de cumplir los deseos de su esposo George Orwell de que no fuera escrita una biografía sobre él.
Libros de autores muertos hace muchos meses o varias décadas, como Mr. Noon de D. H. Lawrence, novela autobiográfica que no había sido publicada en su versión completa, censurada por sus contenidos sexuales por el editor norteamericano, saldrá publicada en octubre por la Universidad de Cambridge en su versión original.
Otro caso es el de El diario de Virginia Woolf, último volumen de los cinco que escribió en sus últimos 26 años la autora, y que saldrá publicado el 20 de septiembre. Father Abraham, relato de William Faulkner escrito en 1926, publicado por primera vez el año pasado en una corta edición, será presentado el mes próximo en una edición facsimilar. Hace tres meses se publicó también una colección de 14 poemas inéditos de Faulkner.
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