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Tribuna
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No fue sólo un creador

Manuel Valls, dentro del campo musical, era un hombre polifacético. No obstante, creo que la cualidad esencial, su aportación mediata más importante -aunque a la larga lo que perdure sea su música-, ha sido la clarividencia que sobre el fenómeno social de la música ha ido aplicando desde la solidez estructurada de sus muchos libros a su labor diaria en el comentario y la crítica musical.Hombre indiscutiblemente enraizado y fiel a su país, Cataluña -sólo habríamos de reparar sus artículos en la Guía Musical del Palau para darnos cuenta de lo profundo de esa dimensión-, planteó en sus libros -especialmente en Música y societat y en La música en cifras-, con una diafanidad absoluta, los problemas de la organización y desarrollo de la música. Tristemente comprobamos que el hecho de tener razón no es suficiente para que los problemas se resuelvan del modo conveniente.

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Su mente organizada, conducía con suavidad y seguridad al lector de sus textos -libros y artículos- hacia la comprensión, en todas sus dimensiones, del fenómeno de la música actual. Presente en tantas iniciativas -no olvidemos que impulsó la creación del grupo de compositores Cercle Manuel de Falla-, pudo aportar sus consejos a la Administración autonómica siendo miembro de la Comisión Asesora de Música.

A su obra creativa, sus composiciones musicales, aparte de sus muchas obras de abstracción pura, la supo también ligar a lo más vital del país. Así, sus Cançons de la roda del temps y Primera historia d'Esther respondían al fenómeno poético -también claridente- de Salvador Espriu, tan importante en el substrato político del país en los años de resistencia. No desdeñó -al ejemplo de sus admirados Poulenc y Milhaud- abordar otros tipos de música aplicada o con un componente de más acusado divertimento. No desdeñó tampoco concurrir al concurso público para elegir el nuevo himno de esa institución deportiva que es el Barça y, naturalmente, ganarlo.

Su presencia -como escritor, como conferenciante, como compositor, como jurado- en todo hecho cultural de relieve en el campo de la música era constante. Recordar al amigo, hacerlo presente releyendo sus escritos y oyendo su música, es una hermosa posibilidad que nos deja. Ser dignos de su ejemplaridad cívica y pedagógica, y responsables de llenar el vacío de su labor constante, es la difícil tarea que nos lega. Manuel Valls cumplió con su misión sobradamente.

Jordi Malaquer es director general de Música, Teatro y Cinernatografía de la Generalitat de Cataluña.

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